LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

viernes, 21 de septiembre de 2012


TRANSGÉNICOS
Todos somos cobayas


 Le Nouvel Observateur
"Las revelaciones de un estudio de
científicos franceses"
SI, LOS OGM SON VENENO
Fue el 19 de septiembre. Hace 48 horas la revista norteamericana “Food and chemical toxicity” publicaba los resultados del ensayo llevado a cabo durante dos años por la Universidad de Caen (Francia). El equipo científico de Dr. Gilles Eric Séralini había trabajado con doscientas ratas, alimentado a un grupo de ellas con diversas dosis de maíz transgénico NK603 y con herbicida Roundup, ambos de la firma Monsanto. El resultado eran demasiadas ratas desarrollando espectaculares tumores mamarios y otras desgracias.

El día 20 de septiembre, la web se ponía al rojo vivo con la noticia, publicada en portada por Le Nouvel Observateur. Hasta el ministro de agricultura de Francia opinaba sobre la potencial peligrosidad de los OGM (Organismo Genéticamente Modificado) en la agricultura. No era para menos, ya que era la primera vez que se hacía una experiencia sobre OGM con mamíferos a tan largo plazo (dos años representan 2/3 de la esperanza de vida de una rata de laboratorio), mientras que ensayos similares se suelen hacer a tres meses vista.

Una de las ratitas del ensayo muestra sus tumores 

La noticia sigue caliente y empiezan a surgir voces autorizadas que minimizan los brutales resultados del ensayo: como la elección de una raza de ratas propensas al cáncer y como dudas sobre la objetividad del Dr. Séralini. La prueba ha sido financiada, entre otros, por grandes cadenas de distribución de alimentos (Alcampo y Carrefour), preocupadas (¡) por la presencia de OGM  en los alimentos alineados en sus estantes. ¿Un ensayo mediático? ¿Comercial y poco científico?

Puede ser. El Dr. Séralini presenta estos días su libro “Tous cobayes!” (¡Todos cobayas!), en referencia a los OGM, los pesticidas y los químicos presentes en nuestra vida diaria. El revuelo ha dado alas a organizaciones y personas muy combativas frente a los transgénicos y otros perturbadores endocrinos que menudean en nuestra comida, como los ftalatos o el Bisfenilo A.

Portada del libro del director de ensayo
que se publica, en estos días, en Francia

Uno de los más activos es el profesor biogenetista de la Universidad de París – Sud - Orsay, M. Christian Vélot. En la noche del 20 de septiembre, la cadena franco-alemana ARTE emitía un agitado debate dentro de su programa “28 minutos”. En esa media hora se pudieron escuchar cosas como que los granos de maíz transgénico son “esponjas saturadas de pesticidas”; que “es irresponsable diseminar OGM, muy mal evaluados, por campos y platos”; que “la frase no existe el veneno sino la dosis, no funciona con esos perturbadores endocrinos que actúan a dosis muy bajas pero mantenidas en el tiempo. Las hormonas femeninas, como las que imita el Bisfenilo A, ingeridas en mínimas y reiteradas dosis provocan la menstruación en niñas de ocho años y aumentan el riesgo de sufrir cáncer de mama al llegar a la edad adulta. Sin embargo, tomada en dosis altas, como la píldora anticonceptiva, la detienen”.

Documental donde intervino, como asesor
científico, el Dr. Séralini

La polémica sobre los efectos de los OGM en la salud humana se enconará un poco más. Pero esta no sería la única acusación sobre una forma de agricultura que promete la “revolución” capaz de terminar con el hambre. El caso de Malawi puede ser otro ejemplo de cómo el maíz OGM altera profundamente a ciertas sociedades africanas. En Malawi, el 76% de la población depende del maíz para alimentarse. La sequía y las hambrunas del año 2006 impulsaron a Monsanto a regalar a los agricultores sus semillas OGM resistentes a la falta de agua, obteniendo magníficas cosechas. Cuando los agricultores intentaron resembrar granos guardados de la estación anterior, éstos resultaron estériles (“estabilizados”) y tuvieron que regresar a Monsanto. Ahora, los costes han aumentado y la necesidad en fertilizantes y agroquímicos se ha disparado, endeudando a la nación. Son cautivos de Monsanto.

Campo de maiz transgénico

La Unión Europea redujo en un 15% la superficie de su territorio dedicada a especies agrarias OGM. Es el efecto de la desconfianza que impera en la sociedad europea. Un recelo expoleado por la opacidad reinante en organismos reguladores y defensores del consumidor que deberían distinguirse por su independencia, como la EFSA (European Food Safety Authority). Pero su presidenta, la Sra. Diana Bánáti, dimitió el pasado mes de mayo por sus relaciones con la industria alimentaria y hay otros casos: el presidente del Grupo Científico de la EFSA, el irlandés Mr. Albert Finn, mantiene lazos con la empresa Kraft; el miembro del Consejo ejecutivo, Mr. Jiri Ruprich, se conecta con Danone; el Grupo de trabajo de la EFSA cuenta con la presencia de D. Carlo Agostini, relacionado con Nestlé, Danone y Heinz.

¿Y España? Pues España es la nación con más superficie de toda la UE dedicada al cultivo de OGM. Eran unas 68.000 ha en 2011, lo que representa el 80% de todas las tierras con OGM de Europa. Portugal es el segundo país, con poco menos de 5.000 ha.

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