LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

domingo, 19 de mayo de 2013


TORRELAVEGA  EN  CHINA
Quien contamina… ¿paga?


La ciudad de Torrelavega (Cantabria - España) está oficialmente hermanada  con cuatro villas. Su hermanamiento (“twinning”) con la bella Rochefort (Francia) es una cuestión de prestigio. El correspondiente a La Habana es un asunto de sentimiento histórico y recuerdo de tantos lazos indianos. El hermanamiento con Louga (Senegal) tiene algo que ver con la existencia de un importante mercado de ganado en este pueblo, de menos de 2.000 habitantes, plantado en medio del Sahel. Finalmente, el hermanamiento de Torrelavega con el enclave de Zug (Sahara Occidental) es una manifestación de solidaridad con el pueblo saharaui.

Mucho nos tememos que a Torrelavega le conviene hermanarse con otra ciudad. Ese quinto hermanamiento debería realizarse con alguna urbe industrial de China, como Guangzhou o Shenzhen, ahogadas por la contaminación. Así, Torrelavega tendría la oportunidad de comentar con sus hermanos chinos las ventajas del desarrollo sucio y la delicia de triturar el medio ambiente sin tantas normas ambientales y sin tanta pamplina ecológica europea.


La factoría SNIACE en Torrelavega

¿Cínismo?... Tenemos la tendencia a confundir cinismo con lucidez. Recuerdo aquél camión cisterna que se estrelló, el 26 de julio de 1998, en la autovía a la entrada de Torrelavega derramando 32.000 litros de gasóleo al río Besaya. El entonces Consejero de Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria, D. José Luis Gil, minimizó las consecuencias del vertido en aquel punto del río, muerto y maloliente, cargado con las aguas fecales e industriales de Torrelavega sin depurar. Unos miles de litros de gasóleo no le iban a hacer mucho más daño al Besaya, comentó el Consejero. Eso se llama lucidez.

Ayer, 18 de mayo, la prensa regional de Cantabria se hacía eco de una manifestación de trabajadores de SNIACE. Es una de las grandes industrias que, junto a Solvay y Textil Santanderina, conforman el tejido socioeconómico de la ciudad. SNIACE se dedica a fabricar celulosa y viscosa desde hace setenta años, con todos los problemas de residuos y vertidos que se pueden imaginar. Ahora ha diversificado su actividad, fabricando biofuel, gestionando bosques (¿) y generando electricidad.


Manifestación de trabajadores de SNIACE 

Los trabajadores de SNIACE ven peligrar sus puestos de trabajo porque la empresa tiene 3,6 millones de euros en números rojos. La culpa de semejante desastre no parece ser achacable a una deficiente gestión corporativa, a falta de productividad de sus trabajadores o al sabotaje perverso. La culpa la tienen, según dicen, esa manía del medio ambiente, esos ecologistas “de mierda” y esa Directiva Marco de Aguas de la Unión Europea empecinada en aplicar el principio “Quien contamina paga”.

El gran problema para la supervivencia de SNIACE es, supuestamente, el Canon de Saneamiento que, obligado por la Directiva Marco, ha impuesto el Gobierno de Cantabria a empresas y particulares. Un canon en vigor desde el 1 de abril de 2010 cuyos ingresos deben destinarse, íntegramente, a construir y mantener las infraestructuras de depuración y saneamiento del agua usada. Dicen que el canon está “asfixiando” a las empresas porque ya no pueden verter impunemente sus venenos al río que cruza Torrelavega.


Uno de los incontables vertidos salvajes de SNIACE al río Besaya

Un prócer socialista de Cantabria opina que debería reducirse hasta en un 45% el canon de saneamiento a las empresas en crisis, como SNIACE, Solvay y Textil Santanderina. Es decir, dejar a las depuradoras sin parte del necesario y costoso mantenimiento. Como las depuradoras no se pueden detener, porque puede caer una multa europea astronómica, sería el dinero público el que sustituiría la mermada aportación empresarial. Dinero público que aumentaría la deuda del Estado y agravaría los problemas económicos de España.

La propuesta tiene el hermoso sentido común de las mentes más simples y adorables. Viniendo de un político supuestamente de izquierdas resulta incongruente, ya que persigue financiar con el dinero de todos la limpieza de la mierda generada por algunos empresarios que, así, ganan más dinero. Todo ello con la excusa de mantener puestos de trabajo.  ¿No les recuerda algo este argumento? ¿No les recuerda a China? ¿A Bangladesh quizás, con sus fábricas de muerte y miseria, incendiadas y derrumbadas? ¿No les recuerda a trabajadores de un euro al día, viviendo en calles como letrinas?

Si en China y Balgladesh se pasan el medio ambiente por el arco del triunfo y se están desarrollando a ritmos vertiginosos, en Torrelavega están haciendo el tonto y esto de ser civilizado va a ser un atraso y una pesadez.


El modelo a seguir: área industrial en China, sin cortapisas ni leyes
estrictas a la hora de verter tóxicos al medio ambiente. El sueño de los neoliberales,
de los amantes de la libre empresa privada y eficiente y de los líderes neocomunistas

Leo en la prensa británica que los “euroescépticos” patalean como cucarachas patas arriba dentro del propio gobierno de M. David Cameron. Algunos de sus ministros opinan que la Unión Europea es muy pesada con tantas normas y Directivas ambientales. Al fin y al cabo, el imparable cambio climático nos va a empobrecer, encharcar, ahogar, adelgazar, recalentar y congelar muchísimo más deprisa y con mucha más eficacia que unos pocos vertidos tóxicos.

Los conservadores británicos quieren salirse de Europa y olvidarse de tantas regulaciones y normas, para afianzar el neoliberalismo y retomar la añorada senda del desarrollo sucio y depredador. Eso se parece extraordinariamente a las propuestas para Torrelavega y su SNIACE. No más normas europeas. Al fin y al cabo, cuando la mierda, la inundación o el hielo nos llegue hasta el cuello, los que mandan estarán por las Islas Caimán con un daiquiri en la mano, bajo el cocotero y dirigiendo sus negocios contaminantes a prudente distancia con el WhatsApp.

Los gestores de SNIACE buscan lo mismo, contando con la complicidad de algunos políticos regionales deslumbrados por el crecimiento “a cualquier precio” practicado por China.
Empieza a ser urgente el quinto hermanamiento. 

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