LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

martes, 22 de octubre de 2013

HOLA, MISTER GATES
El Grupo FCC está contento


Magnífico ¿verdad? El multimillonario Mr. Bill Gates, recurrentemente multado por la Unión Europea a causa de sus estrategias y monopolios mercantiles (Microsoft), ha desembarcado en el Grupo FCC (Fomento de Construcciones y Contratas). La noticia es portada en los catetos medios de comunicación españoles, extasiados por la presencia de Mr. Gates en una empresa española que, por desgracia, arrastra más de 5.000 millones de euros de deuda. Casi la misma deuda que adorna la complejísima gestión del Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid.

La actuación de Mr. Gates, aunque estúpidamente engrandecida por los titulares horteras, en realidad es pura calderilla. Los 113,5 millones de euros en acciones compradas representan apenas el 2% de la deuda del Grupo FCC. Una corporación que aprovecha la coyuntura para hacer un discreto “striptease” y anunciar que necesita despedir a unos 1.000 trabajadores y que quiere deshacerse de tres negocios ruinosos de su Grupo:




- El putrefacto negocio inmobiliario, representado por su filial Realia y su compañero de viaje el maltrecho BANKIA, con sus "preferentes", sus burbujas y sus jugosas nóminas de altos cargos
- El lamentable negocio de las autopistas de peaje vacías, representado por su filial Globalvía, la que construyó los accesos al aeropuerto para peatones ubicado en la ciudad de Castellón de la Plana (Comunidad Valenciana), y que sobrevive gracias a sus autopistas en América del Sur (Costa Rica, México, Chile)
- El negocio de las energías renovables, representado por su filial FCC Energía y sus plantas fotovoltaicas, absolutamente descoyuntado y desvencijado por la astuta política energética del Gobierno del Reino de España. Del actual y de los anteriores.


Una hermosa autopista de Globalvía FCC, en Costa Rica
Es la Autovía del Sol costaricense

El Grupo FCC, al tiempo que muestra satisfacción contenida ante la inversión de Mr. Gates y la prudente subida del precio de sus acciones, busca nuevas oportunidades de negocio. Bastante escarmentado, de momento no piensa regresar al universo festivo de la burbuja inmobiliaria. Tampoco desea verse envuelto en la construcción de grandes infraestructuras en España, de dudosa rentabilidad y con clientes tan morosos y en quiebra como el Estado, sus Administraciones y sus administrados. Escapa, como del fuego, ante esa locura de las energías renovables, que solo proporciona disgustos dentro de la mayor inseguridad jurídica. Hay que buscar nuevas áreas de expansión empresarial, con futuro previsible y clientela (mercado) garantizada.


Planta fotovoltaica de FCC - Energía en Andalucía

¿Piensa escapar del todo fuera de nuestras fronteras y hacer negocios con gente seria? ¿Algo de Innovación? ¿Un poco de Investigación? ¿Tecnología, quizá? ¿Espabile? ¿Imaginación?... No parece. Recurrirá a un clásico, como el sector del Medio Ambiente. Concretamente, seguirá apostando por las basuras y por el agua. En FCC saben que eternamente fabricaremos basuras y detritos porque el humano es cerdo por naturaleza. También saben que seguiremos bebiendo agua y nos seguiremos lavando (un poco).

Así que la gestión de la basura, la chatarrería y la quincallería, es negocio y funciona como un reloj. Si no fuera así, la Camorra napolitana jamás se hubiera interesado por las basuras. Con una docena de espaciosos vertederos, con varias plantas de incineración y aprovechamiento de metano, con una maloliente flota de camiones de basura,... a vivir que son dos días. Además, recoger basura es acumular materias primas que, tal y como se van a poner las cosas, pronto será como recoger oro en bruto


El negocio que funciona: recogida de basuras por FCC en el Reino Unido

Gestionar el agua es la otra gran joya. Con la activa complicidad de gobiernos neoliberales, la privatización del agua es una gran bicoca. Conseguir la adjudicación de la gestión del agua potable en una gran ciudad o grupo de pueblos significa subir automáticamente las tarifas un 10% (como media) y tumbarte a descansar durante los 20 ó 30 años siguientes de concesión. No hay que abrir ni una zanja. No hay que arreglar ni un grifo. Basta con alargar una mano hacia el usuario para cobrar y con la otra teclear en la caja registradora. Si las cosas se ponen mal, solo hay que cerrar el grifo o dejar que la basura se pudra en las aceras. Verás como te pagan en seguida.

¿Qué pinta Bill Gates en esta novela? Difícil decirlo. En realidad, sus 113,5 millones en acciones no son nada. Como comparación, Microsoft lleva pagados más de 2.500 millones de euros de multas impuestas por la Unión Europea en los últimos años. En plan más doméstico,  el aeropuerto para peatones de Castellón costó 136,8 millones de euros, más otros 16,7 millones en honorarios a consultoras (“consultings”) que siguen pensando qué hacer con semejante chapuza empresarial. Un señor español, algo más gordito que el americano, que sabe lo justo de informática y que siempre aparece protegido por unas pequeñas gafas de sol, se gastó ese dinero sin pestañear y no era Mr. Bill Gates, ni falta que le hacía.


Planta de Biogás de FCC en Cartagena

Sin embargo, la llegada de Mr. Gates confirma que el mercadillo queda abierto. Lo acaban de anunciar varios altos próceres de la nación con la mágica frase: “Ha llegado la recuperación”. Debe ser verdad porque las apuestas en el Casino bursátil están subiendo desde hace unas semanas y los precios del país son atractivas gangas. Hay ya abundantísima mano de obra de diversa cualificación, desde gente con varios títulos, idiomas y másters hasta personal modelo andamio, que trabajaría por 400 euros al mes y besaría las manos de su contratador llenándoselas de babas y lágrimas agradecidas.

Para mayor felicidad, la nación carece de rumbo industrial propio o de cualquier otro tipo de rumbo porque, tal y como aseguraba nuestro admirado Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas en reciente entrevista a una cadena de radio nacional (SER), la política industrial del Reino la marcan los mercados.

Por aquí, algunos intuimos que a los mercados les encantaría ver a los españoles reducidos a camareros y camareras, cocineros (“chefs”), gobernantas de planta y limpiadoras, cantantes, “bailaoras”, crupieres de casino, meseros, putas (con perdón), guías de Espacio Natural o museo, musculosos vigilantes de playa, animadores políglotas de hotel y policías que vigilen estrechamente a toda la panda anteriormente citada, en este precioso, amado y empobrecido Parque Temático que es España. También por aquí, algunos intuimos que no se lo vamos a poner tan fácil a los mercados porque tenemos una idea de España menos rastrera.


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