WONDERLAND SUIZA
Cinco años perdidos
De esta forma, fabricantes
como Mercedes-Benz o BMW tendrían que adoptar esta media de 95 gr/km, algo casi
imposible para un habitual fabricante de berlinas de alta cilindrada. La solución
fue empezar a fabricar también pequeños modelos, con menores emisiones que compensaran
las de los grandes coches de la casa. Otra fórmula era que la firma
especializada en producir coches grandes se asociara con fabricantes de utilitarios
y empleara sus reducidas emisiones (o nulas emisiones si son coches totalmente
eléctricos) para alcanzar la media.
Llega el año 2015, pero la completa
aplicación de la norma se ha retrasado hasta el 2020. El motivo es la presión del
lobby del automóvil europeo sobre las autoridades comunitarias. Estamos ante un
bucle infernal, donde las petroleras presionan a los fabricantes y éstos a la
Comisión, para retrasar todo lo posible la expansión del coche eléctrico. Por
su parte, las corporaciones eléctricas sabotean en todo lo posible la energía
solar fotovoltaica, ya que no existe peor pesadilla para el escalofriante sistema
energético que nos gobierna que un
ciudadano recargando su coche 100% eléctrico gracias a los paneles solares que
tiene en su tejado.
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El presidente regional de Cataluña en su Audi |
Las más altas autoridades de los
Estados miembros de la Unión Europea tampoco dan ejemplo. Es suficiente con ver los coches
oficiales que utilizan en sus desplazamientos. Generalmente son vehículos de
gran cilindrada y que emiten por encima de los 200 gr/km. Las excusas del
despropósito son variadas: la “representación” y la “dignidad” del cargo, la
necesidad de que viajen confortablemente, ya que son abnegados y fatigados servidores, o la necesidad de usar vehículos blindados, de enorme peso y que
precisan grandes motores.
Si Francia se decanta por
sus grandes Renault, Peugeot o Citroën, en el Reino Unido usan Jaguar y Rover,
en Italia, Lancia o Maserati, mientras que en Alemania emplean los grandes
Mercedes, Audi y BMW. El Reino de España, que no considera suficientemente
digno que sus ministros se muevan en un SEAT, adora el Audi A8 y sus 244 gr/km
de emisiones. Lo de las autoridades españolas es una plaga: ministros,
presidentes de regiones y alcaldes de grandes ciudades se apoltronan en los Audis.
Algunos de ellos tuvieron un coste de 380.000 euros por unidad, aunque la media
está entre los 65.000 y los 85.000 euros.
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Un ex-ministro de Justicia del Reino de España y su Audi |
Frente al despliegue de tantas y tantos políticos echando CO2 por las
orejas, aparece una mujer que, encima, es suiza (Zurich). Se llama Doris
Leuthard y ocupa uno de los siete puestos de Consejo Federal del Gobierno de
Suiza. En estos días ejerce el cargo de ministra de Medio Ambiente, Energía,
Transportes y Comunicaciones. Hace tiempo, como presidenta del Partido
Demócrata Cristiano, la señora Doris Leuthard era una defensora de la energía
nuclear. Ahora, una vez vistas y comprendidas desde las esferas del poder las
entrañas pestilentes de la energía nuclear y petrolera, ha decidido la progresiva
desnuclearización de su nación y ha cambiado de coche oficial.
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La Consejera Federal, Doris Leuthard, usa un Tesla S |
¿Un nuevo Audi A8?, ¿un
Mercedes-Benz Clase “S”? ¿un BMW serie “7”? Ninguno de ellos. Ha elegido un
Tesla S californiano, eléctrico al 100%, con una autonomía de 450 km y cero
emisiones. Con la compra ha economizado unos
20.000 euros respecto de otros coches oficiales alemanes. Dos Consejeros Federales más han
optado por el mismo automóvil. El detalle es que Suiza no forma parte
de la Unión Europea, no usa el euro y no obedece a la señora Merkel.
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