LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

miércoles, 28 de noviembre de 2012


CAMBIO CLIMÁTICO - Doha
Hay que rehacer las cuentas 

Se abre la Conferencia sobre Cambio climático en Doha (Qatar) y los allí reunidos tienen que empezar por recomponer los números. Al parecer, la contabilidad del carbono que entra en la atmósfera tiene lagunas y carencias. Algunos científicos venían advirtiendo de los fallos y, aprovechando que están todos allí reunidos, desean ser escuchados y solicitar rectificaciones. Se trata del problema que se nos viene encima con los suelos de permagel o “permafrost” (literalmente “suelos permanentemente congelados”).

Nociones básicas de geografía nos muestran que la mayoría de las tierras emergidas se concentran en el hemisferio norte del planeta. Y la cuarta parte de esas tierras integran el llamado “permafrost”. En las extensas y frías regiones cercanas al Polo Norte, el suelo se mantiene congelado y tan duro como el cemento desde hace miles de años. Tan sólo se produce un reblandecimiento temporal, limitado a la capa más superficial, en el corto verano ártico. Pero los suelos helados se están fundiendo porque cuando se habla del aumento en 3ºC de la temperatura media de la Tierra, ese incremento se duplica en las regiones árticas, llegando a los 6º C.  

La tundra era reconocida como fuente de emisiones de metano,
pero ahora será necesario empezar a contabilizar sus emisiones de CO2 

Si el suelo se funde, las infraestructuras, someramente plantadas sobre un suelo semejante a la roca más dura, empiezan al flotar en un lodazal y terminan por desmoronarse. Lo peor es que los ecosistemas se alterar y, lo que es más problemático, el CO2 atrapado en la materia orgánica congelada escapa a la atmósfera. Se calcula que todo el suelo “permafrost” mundial, desde la superficie hasta varias decenas de metros de profundidad, acumula 1.700.000 millones de toneladas de CO2, lo que representa el doble del actual contenido de ese gas en la atmósfera. El calentamiento global provocará que el CO2, retenido durante siglos, fluya de forma paulatina, pero acelerada, convirtiéndose en una nueva e irreversible fuente de emisiones que dará alas al cambio climático (sin necesidad de RedBull).


Oleoducto en Alaska, plantado sobre "permafrost"

La Universidad de Colorado (USA) adelanta que el deshielo de entre el 36% y el 85% del “permafrost”, únicamente en su capa más superficial, alberga entre 43.000 y 135.000 millones de toneladas de CO2. Los estudios se multiplican en Estados Unidos ya que en Alaska el problema afecta a edificios y poblaciones, carreteras y tendidos eléctricos, instalaciones industriales y oleoductos que pueden perder sustentación.  El sobrecoste de reforzar el suelo pastoso se cifra, para Alaska,  en 6.000 millones de dólares a invertir en los próximos 18 años.

Edificio en Sibería agrietado por el licuado
del "permafrost", donde se asentaba mediante sencillos pilotes.

Hasta ahora se pensaba que, al fundirse, el “permafrost” emitía importantes cantidades de metano. Pero no se contaba con su papel como fuente de emisiones de CO2. La presentación de este fenómeno se hará en Doha los próximos días y se pedirá una rápida adaptación de los modelos climáticos a la nueva coyuntura, además de proponer que Estados Unidos, China, Rusia y Canadá vigilen con la máxima atención sus áreas árticas. De confirmarse el problema con el “permafrost”, la humanidad se enfrenta a un proceso que se alimenta a sí mismo y sometido a aceleración constante. Hemos abierto la caja de Pandora y nadie sabe cerrarla. 

1 comentario:

  1. El calentamiento global que nos venden es una falacia y el IPCC un puro fraude con cada vez más científicos secesionistas que se salen del panel. En realidad lo que se avecina es una espantosa glaciación que enfriará el clima de la tierra unos 20 grados. Siempre antes de un período glacial, hubo una subida generalizada de las temperaturas. Nos pillará de improviso. Sólo está cogiendo impulso...

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