EL VENENO DE CADA
DÍA
¡Niños!...¡La
merienda!
No daba crédito a lo que mis ojos veían y mis oídos escuchaban. El canal franco-alemán de televisión ARTE emitía el pasado 4 de julio una colección de documentales. Noche Temática, se llamaba el programa. Esa noche hacía mucho calor (una de esas olas de calor que últimamente nos martirizan) y por la pantalla desfilaban todos esos productos, tan entrañables, que nos alegran la vida, llamados ftalatos, Bisfenol A (BPA) y otras golosinas. Calor sofocante en Madrid y pestes químicas, el compuesto ideal para una noche de pesadilla.
Nada especialmente nuevo en
pantalla, salvo acusar a la “Nutella”
(la clásica Nocilla – leche, cacao, avellanas y azúcar), estrella comercial de
la afamada firma Ferrero Rocher, de
envenenar a los niños con dosis inaceptables de ftalatos. Concretamente, del
compuesto DEHP. Como complemento, los atónitos telespectadores eran informados
de que el 80 % de los niños europeos atesoraban en sus cuerpos niveles preocupantes de cinco clases de ftalatos. Esos ftalatos que reducen la fertilidad, con su acción hormonal, y que provocan cáncer.
![]() |
La unidad de toxicología alimentaria del INRA trabaja en diez campos de investigación. Uno de ellos es el de los perturbadores endocrinos- |
Tras el aperitivo de rebanadas
untadas con Nutella, la cámara se desplazaba a los laboratorios del Centre Toxalim, perteneciente al INRA (Institut National de Recherches Agronomiques),
en Toulouse. Allí, un científico informaba que el Bisfenol A,
desprendido del recubrimiento epoxi del interior de las latas de conserva,
provocaba en las ratitas de sus laboratorios una sensible bajada del sistema
inmunitario. El doctor aseguraba que el informe sobre este novedoso efecto del
Bisfenol A, al igual que otros 153 estudios, se había remitido a la AFSSA (Agence Française de Securité Sanitaire et
Alimentaire) con sede en Paris (*)
En la bella capital de
Francia, la cámara acudía presurosa a la sede de la AFSSA en busca de respuestas,
entrevistando a Madame Marie Christine Favrot. La señora Favrot, perfectamente peinada, sobriamente maquillada
y poco preparada para lo que se le venía encima, entró en una serie de
interesantes explicaciones sobre los mecanismos que desembocan en la
prohibición de un producto químico. Aseguraba que eran necesarios análisis
oficiales y homologados, antes de tomar una decisión. Todo muy oficial y muy
serio.
Preguntada por los estudios
sobre las maldades del Bisfenol A, llevados a cabo por universidades y
laboratorios oficiales, como el INRA, y acerca de quién era el responsable de
tomar las decisiones dentro de la AFSSA, Madame Favrot batió los párpados y
enmudeció. Ante la insistencia del entrevistador, Madame Favrot exclamaba, entre
sorprendida y asustada,… ¡Vous coupez le
caméra! ¡Vous coupez le caméra! (¡Apague la cámara!) Nos quedamos sin saber
quién decidía las cosas.
Tras la entrevista, el
documental se lanzaba a los bulevares de París en busca de zapatos baratillos
llegados de la China. Enseguida aparecían botines y sandalias chinas,
todos con su bolsita de DMFU dentro.
Después, nos enseñaban unas fotos de pies horriblemente hinchados, llagados y
sangrantes, cubiertos de ampollas violáceas. Eran pies de chicas que habían
estrenado preciosos botines chinos tratados con DMFU. Entonces recordamos aquéllos sofás
chinos de piel, vendidos por la firma Conforama, que abrasaban los muslos y nalgas
de quienes se sentaban en ellos. Los sofás estaban impregnados de DMFU.
![]() |
Efectos del DMFU en los pies de una señora. El compuesto, impregnado en la piel del zapato, causa dermatitis de contacto |
Ver aquellos pies en carne
viva nos impulsaba a apagar la televisión, pero el morbo era más fuerte que el
sueño. Nos dijeron que el DMFU era Dimetil Fumarato, un fungicida usado por los
exportadores chinos para que sus productos de piel (zapatos, bolsos,
complementos) no enmohecieran en el interior de los contenedores durante la larga
travesía marítima hasta Europa.
Al parecer, la Unión Europea y
China importaban grandes cantidades de pieles en bruto desde Bangladesh. En
ese país, las pieles eran tratadas con DMFU, sales de cromo, cloro, oxietileno
y toluenos. Así que llegaban a Europa rezumando venenos usados para combatir la humedad. Nos decían que la Unión Europea había prohibido el DMFU el 1 de mayo de 2009, pero que
seguía llegando desde extremo oriente y recalaba en cadenas de tiendas “guays”,
como Deichmann (Alemania) o Mellow Yellow (Francia). Por cierto, ¿alguien ha
visto estos saquitos en España recientemente? Yo tengo uno bien guardado.
De postre, el documental hablaba
de pantalones vaqueros. Nadie compra vaqueros nuevos, sino previamente
desgastados y con pinta de llevarlos puestos desde hace diez años. El
efecto de desgaste se lograba antes en Turquía, el gran centro “Vaquero”
mundial, usando chorros de arena de sílice. La finísima arena, proyectada sobre
los pantalones acabados, desgasta y blanquea el tejido en los lugares
escogidos. Pero la arena también se mete en los pulmones de los operarios y
operarias. Cuando el número de muertos por inhalar tanta arena superó el
centenar y otros 5.000 trabajadores presentaron silicosis, las autoridades turcas prohibieron el sistema dentro de sus
fronteras.
La industria se fue a Bangladesh, donde todo es más fácil. Los bengalís no son más
resistentes a químicos y arenas que los turcos, pero necesitan comer. Así que,
desde hace unos años, muchos de los “Jeans” en el mercado europeo han sido desgastados por delgados bengalís que
trabajan doce horas inmersos en una atmósfera de arena que les colmatan los
pulmones. Los sueldos, en cambio, deben colmatarles poco. En la primavera de 2011, ante la campaña desatada contra el chorro de arena, firmas como Versace o Esprit, renunciaron al método en sus artículos "Vaqueros".
![]() |
Icono de la campaña contra el chorro de arena llevada a cabo en Francia en 2011. Lamento confesar que nunca pude ver tal campaña reflejada en España |
Angustiado, y antes de apagar
la televisión para no seguir la tortura, el comentarista acertó a murmurar que los
gobiernos siempre protegen a las empresas antes que a los ciudadanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario