LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

martes, 10 de julio de 2012


EL VENENO DE CADA DÍA
¡Niños!...¡La merienda!


No daba crédito a lo que mis ojos veían y mis oídos escuchaban. El canal franco-alemán de televisión ARTE emitía el pasado 4 de julio una colección de documentales. Noche Temática, se llamaba el programa. Esa noche hacía mucho calor (una de esas olas de calor que últimamente nos martirizan) y por la pantalla desfilaban todos esos productos, tan entrañables, que nos alegran la vida, llamados ftalatos, Bisfenol A (BPA) y otras golosinas. Calor sofocante en Madrid y pestes químicas, el compuesto ideal para una noche de pesadilla.

Nada especialmente nuevo en pantalla, salvo acusar a la “Nutella” (la clásica Nocilla – leche, cacao, avellanas y azúcar), estrella comercial de la afamada firma Ferrero Rocher, de envenenar a los niños con dosis inaceptables de ftalatos. Concretamente, del compuesto DEHP. Como complemento, los atónitos telespectadores eran informados de que el 80 % de los niños europeos atesoraban en sus cuerpos niveles preocupantes de cinco clases de ftalatos. Esos ftalatos que reducen la fertilidad, con su acción hormonal, y que provocan cáncer.


La unidad de toxicología alimentaria del INRA trabaja en diez campos de
investigación. Uno de ellos es el de los perturbadores endocrinos-

Tras el aperitivo de rebanadas untadas con Nutella, la cámara se desplazaba a los laboratorios del Centre Toxalim, perteneciente al INRA (Institut National de Recherches Agronomiques), en Toulouse. Allí, un científico informaba que el Bisfenol A, desprendido del recubrimiento epoxi del interior de las latas de conserva, provocaba en las ratitas de sus laboratorios una sensible bajada del sistema inmunitario. El doctor aseguraba que el informe sobre este novedoso efecto del Bisfenol A, al igual que otros 153 estudios, se había remitido a la AFSSA (Agence Française de Securité Sanitaire et Alimentaire) con sede en Paris (*)

Sede de la AFSSA en Paris
En la bella capital de Francia, la cámara acudía presurosa a la sede de la AFSSA en busca de respuestas, entrevistando a Madame Marie Christine Favrot. La señora Favrot,  perfectamente peinada, sobriamente maquillada y poco preparada para lo que se le venía encima, entró en una serie de interesantes explicaciones sobre los mecanismos que desembocan en la prohibición de un producto químico. Aseguraba que eran necesarios análisis oficiales y homologados, antes de tomar una decisión. Todo muy oficial y muy serio.

Preguntada por los estudios sobre las maldades del Bisfenol A, llevados a cabo por universidades y laboratorios oficiales, como el INRA, y acerca de quién era el responsable de tomar las decisiones dentro de la AFSSA, Madame Favrot batió los párpados y enmudeció. Ante la insistencia del entrevistador, Madame Favrot exclamaba, entre sorprendida y asustada,… ¡Vous coupez le caméra! ¡Vous coupez le caméra! (¡Apague la cámara!) Nos quedamos sin saber quién decidía las cosas.

Zapatos marca Attentif, denunciados en 2010 por llevar
dimetil fumarato en las costuras de la suela

Tras la entrevista, el documental se lanzaba a los bulevares de París en busca de zapatos baratillos llegados de la China. Enseguida aparecían botines y sandalias chinas, todos  con su bolsita de DMFU dentro. Después, nos enseñaban unas fotos de pies horriblemente hinchados, llagados y sangrantes, cubiertos de ampollas violáceas. Eran pies de chicas que habían estrenado preciosos botines chinos tratados con DMFU. Entonces recordamos aquéllos sofás chinos de piel, vendidos por la firma Conforama, que abrasaban los muslos y nalgas de quienes se sentaban en ellos. Los sofás estaban impregnados de DMFU.

Efectos del DMFU en los pies de una
señora. El compuesto, impregnado
en la piel del zapato, causa dermatitis
de contacto

Ver aquellos pies en carne viva nos impulsaba a apagar la televisión, pero el morbo era más fuerte que el sueño. Nos dijeron que el DMFU era Dimetil Fumarato, un fungicida usado por los exportadores chinos para que sus productos de piel (zapatos, bolsos, complementos) no enmohecieran en el interior de los contenedores durante la larga travesía marítima hasta Europa.

Al parecer, la Unión Europea y China importaban grandes cantidades de pieles en bruto desde Bangladesh. En ese país, las pieles eran tratadas con DMFU, sales de cromo, cloro, oxietileno y toluenos. Así que llegaban a Europa rezumando venenos usados para combatir la humedad. Nos decían que la Unión Europea había prohibido el DMFU el 1 de mayo de 2009, pero que seguía llegando desde extremo oriente y recalaba en cadenas de tiendas “guays”, como Deichmann (Alemania) o Mellow Yellow (Francia). Por cierto, ¿alguien ha visto estos saquitos en España recientemente? Yo tengo uno bien guardado.

Unos "jeans" nuevos, pero desgastados de forma artificial

De postre, el documental hablaba de pantalones vaqueros. Nadie compra vaqueros nuevos, sino previamente desgastados y con pinta de llevarlos puestos desde hace diez años. El efecto de desgaste se lograba antes en Turquía, el gran centro “Vaquero” mundial, usando chorros de arena de sílice. La finísima arena, proyectada sobre los pantalones acabados, desgasta y blanquea el tejido en los lugares escogidos. Pero la arena también se mete en los pulmones de los operarios y operarias. Cuando el número de muertos por inhalar tanta arena superó el centenar y otros 5.000 trabajadores presentaron silicosis, las autoridades turcas prohibieron el sistema dentro de sus fronteras.

Aplicación de chorro de arena de sílice sobre "jeans" en un taller de Bangladesh

La industria se fue a Bangladesh, donde todo es más fácil. Los bengalís no son más resistentes a químicos y arenas que los turcos, pero necesitan comer. Así que, desde hace unos años, muchos de los “Jeans” en el mercado europeo han sido desgastados por delgados bengalís que trabajan doce horas inmersos en una atmósfera de arena que les colmatan los pulmones. Los sueldos, en cambio, deben colmatarles poco. En la primavera de 2011, ante la campaña desatada contra el chorro de arena, firmas como Versace o Esprit, renunciaron al método en sus artículos "Vaqueros".

Icono de la campaña contra el chorro de arena llevada
a cabo en Francia en 2011. Lamento confesar que nunca pude ver

tal campaña reflejada en España

Angustiado, y antes de apagar la televisión para no seguir la tortura, el comentarista acertó a murmurar que los gobiernos siempre protegen a las empresas antes que a los ciudadanos.

(*) El INRA ha emitido informes sobre la responsabilidad del BPA en la acumulación de grasas en el hígado; sobre su papel como disruptor endocrino y sobre sus efectos en la función intestinal como barrera inmunitaria. 

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