PESCA SOSTENIBLE
El precio del error
Gestionar la “cacería” o
“recolecta” de animales salvajes en el océano, un medio natural del que se sabe tan poco, requiere audacia. Sobre todo cuando se
hace desde un despacho y pensando que los recursos marinos son infinitos. En
este año de 2012, los reiterados errores cometidos en la gestión de
la pesca europea han desembocado en un grave problema, a la vez ambiental y
económico.
Ambiental, porque la sobrepesca
ha empobrecido la singular riqueza de nuestras aguas y está poniendo en peligro
el equilibrio de sus ecosistemas y biodiversidad. Económico, porque la pesca
europea se ha convertido en un sector inviable, que se degrada un poco más cada día que pasa y cuya
supervivencia se basa en las subvenciones y en la huida hacia delante en toda regla. Como
muestra del descalabro, las capturas de todos arrastreros europeos en el
Atlántico Noreste y en el Mediterráneo, sumó 7 millones de toneladas en el ejercicio de 1975. En 2010 se había reducido a 4 millones (Eurostad).
¿Qué sucede cuando se pesca más
de lo debido? El biólogo dirá que se reduce la productividad de los peces y su biomasa merma. El
economista señalará los daños sobre la economía y el empleo en el sector, al disminuir la disponibilidad de materia prima disponible. ¿Se puede solucionar el problema? Hace
veinte años, la Unión Europea y los Estados miembros empezaron a maquillar el problema que se les venía encima poniendo dinero encima de la mesa. Cuando empezaron a faltar peces y llegaron las
vedas y los cupos, se compensó a empresarios y trabajadores con ayudas públicas (instrumentos y fondos financieros eurpeos, ayudas de "minimis", subvenciones al combustible, etc). Como resultado, la pesca ahora depende de las ayudas para
sobrevivir.
Pero el deterioro es tan profundo
que las ayudas ya no bastan. La reforma de la Política Pesquera Común quiere
zanjar la cuestión proponiendo una serie de medidas a partir de 2014. Pero es
posible que se apliquen sin el vigor necesario, sin demasiada convicción y con
zancadillas. Sin embargo, existe otra respuesta al problema mucho más radical y que empieza a cuantificarse, analizando el esfuerzo a realizar con datos y cifras.
No catch investment
La New Economics Foundation (NEF),
gabinete de analistas con sede en Londres, acaba de hacer público el informe “No catch investment” (Invertir en no
pescar), poniendo un precio al viaje hacia la sostenibilidad pesquera en Europa.
Según el mencionado análisis económico (1), la recuperación de los stocks de las
principales especies comerciales es posible en un corto período de tiempo, de
forma permanente y con inversiones relativamente pequeñas.
Portada del estudio realizado por NEF |
La parada no afectaría a todas las especies por igual en su duración,
ya que algunas de ellas se recuperarían tras apenas un año de veda, como el
arenque del Golfo de Riga (Báltico). Otras poblaciones necesitarían casi diez
años, caso del bacalao del Mar del Norte. Para la merluza del sur, la que
pescamos en España, la parada total debería extenderse por cinco años
consecutivos.
La inversión, el coste de dejar
de pescar (lucro cesante, salarios no percibidos, deterioro de buques,
amortizaciones, etc), sumaría 10.500 millones de euros (M€) repartidos a lo
largo de 9,4 años. Eso supone 21 euros por cada habitante de la UE. La
recuperación de la inversión llegaría antes de los cinco años, con un retorno
del 148%, ya que la mitad de las especies afectadas volverían a capturarse,
ahora de forma sostenible, hacia la mitad del período contemplado. Según los cálculos de NEF, al
aplicar la parada hasta el año 2022 y alcanzar progresivamente el Rendimiento
Máximo Sostenible, se obtendría un beneficio de 70.000 M€ gracias a la
multiplicación de las capturas. Por cada euro invertido se recuperarían 14.
La alternativa a la moratoria, es decir, seguir como hasta ahora, no es económicamente atractiva. De no hacer la parada
se perderían 9.800 M€ anuales y, probablemente, algunas especies atravesarían
la línea roja de supervivencia biológica. Los cálculos indican que, sin parada,
el valor de la pesca desembarcada entre 2012 y 2022 sería de 215.000 M€. Pero
alcanzaría los 515.00 M€ en caso de aplicarse, obteniendo un diferencial positivo de
ingresos para el sector equivalente a 300.000 M€. Otro de los logros de la moratoria es
que la pesca europea dejaría de ser una industria subvencionada, que se
recuperaría el empleo y se limitarían de forma notable las importaciones de
productos marinos desde terceros países (3).
¿Cómo se ha llegado a esta situación?
Reunión de ministros de pesca de la Unión Europea en Bruselas (2008) |
No obstante, la carrera hacia la sobrecapacidad,
tecnificación y sobreinversión en la pesca europea, seguida de la previsible
sobreexplotación de los caladeros que trae una política de grandes rendimientos,
responde a parámetros sobradamente conocidos. Lejos de mantener el
comportamiento prudente, científico y austero que precisa la explotación de los
raros recursos vivos marinos, el sector se ha visto arrastrado por la ola de
neoliberalismo, de avidez por los grandes e inmediatos beneficios y de desregulación
que sacude la arquitectura socioeconómica de Europa desde mediados de los años
80.
Conviene no perder de vista el profundo
origen de nuestras miserias para no volver a equivocarnos. Supimos fraguar una
estupenda burbuja inmobiliaria (mucha casa y poco comprador), nos fabricamos
una buena pelota financiera y bancaria (mucho crédito, mucha desvergüenza y
poca solvencia) y hemos pergeñado una gran burbuja pesquera (mucha flota, mucha
ayuda pública y pocos peces).
(1) Ver : www.neweconomics.org/nocatchinvestment
(PDF, en inglés)
(2)
Bacalao, fletán, lenguado, arenque, gallo,
merluza, sardina, abadejo, caballa, anguila de arena,…
(3)
Las importaciones acaparan el 65% del consumo de
productos acuícolas en los 27 estados miembros. Un consumo que crece al 2%
anual.
(4)
Comunicación al Parlamento y al Consejo Europeo
COM(2012)278 final.
(5)
El consumo de pescado ha sido esgrimido, con
razón, frente a las enfermedades cardiovasculares de nuestra sociedad. Sin
embargo, hace reflexionar el hecho de que las abundantes Caballas y sardinas, peces
azules, baratos y saludables, tienen poca venta y son despreciados. En Europa,
algunas de las especies más consumidas son la repugnante Panga, la babosa
Tilapia y otros insípidos pescados blancos, con escaso o nulo contenido en ácidos
esenciales y Omega 3.