LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

lunes, 1 de octubre de 2012


PESCA SOSTENIBLE
El precio del error


Gestionar la “cacería” o “recolecta” de animales salvajes en el océano, un medio natural del que se sabe tan poco, requiere audacia.  Sobre todo cuando se hace desde un despacho y pensando que los recursos marinos son infinitos. En este año de 2012, los reiterados errores cometidos en la gestión de la pesca europea han desembocado en un grave problema, a la vez ambiental y económico.

Ambiental, porque la sobrepesca ha empobrecido la singular riqueza de nuestras aguas y está poniendo en peligro el equilibrio de sus ecosistemas y biodiversidad. Económico, porque la pesca europea se ha convertido en un sector inviable, que se degrada un poco más cada día que pasa y cuya supervivencia se basa en las subvenciones y en la huida hacia delante en toda regla. Como muestra del descalabro, las capturas de todos arrastreros europeos en el Atlántico Noreste y en el Mediterráneo, sumó 7 millones de toneladas en el ejercicio de 1975. En 2010 se había reducido a 4 millones (Eurostad).



Dos gráficas elaboradas por Eurostad.
En la primera, el paulatino descenso de capturas de peces, especialmente de fondo (demersal fish - merluza, lenguado, rape, etc) en 58 años. La segunda indica la bajada de las capturas en toda clase de peces (línea verde oscuro), contrastando con los incrementos en crustáceos (línea naranja). Salvo en el caso de los bibalvos y crustáceos, la pesca europea ha retrocedido en sus capturas a niveles de hace cincuenta años, a pesar del aumento de la flota y su moderna tecnología 

¿Qué sucede cuando se pesca más de lo debido? El biólogo dirá que se reduce la productividad de los peces y su biomasa merma. El economista señalará los daños sobre la economía y el empleo en el sector, al disminuir la disponibilidad de materia prima disponible. ¿Se puede solucionar el problema? Hace veinte años, la Unión Europea y los Estados miembros empezaron a maquillar el problema que se les venía encima poniendo dinero encima de la mesa. Cuando empezaron a faltar peces y llegaron las vedas y los cupos, se compensó a empresarios y trabajadores con ayudas públicas (instrumentos y fondos financieros eurpeos, ayudas de "minimis", subvenciones al combustible, etc). Como resultado, la pesca ahora depende de las ayudas para sobrevivir.

Pero el deterioro es tan profundo que las ayudas ya no bastan. La reforma de la Política Pesquera Común quiere zanjar la cuestión proponiendo una serie de medidas a partir de 2014. Pero es posible que se apliquen sin el vigor necesario, sin demasiada convicción y con zancadillas. Sin embargo, existe otra respuesta al problema mucho más radical y que empieza a cuantificarse, analizando el esfuerzo a realizar con datos y cifras.




No catch investment 
La New Economics Foundation (NEF), gabinete de analistas con sede en Londres, acaba de hacer público el informe “No catch investment” (Invertir en no pescar), poniendo un precio al viaje hacia la sostenibilidad pesquera en Europa. Según el mencionado análisis económico (1), la recuperación de los stocks de las principales especies comerciales es posible en un corto período de tiempo, de forma permanente y con inversiones relativamente pequeñas.

Portada del estudio
realizado por NEF
La propuesta de NEF es aplicar una moratoria general a la pesca europea. Una gran parada biológica extendida entre los años 2012 y 2022, seguida de la severa implantación del Rendimiento Máximo Sostenible. El estudio, publicado hace una semana y colgado en la Red, se ha realizado sobre 54 poblaciones clave de una quincena de especies del Atlántico Noreste y Mediterráneo, de las que 49 están sometidas a sobrepesca (2). 

La parada no afectaría a todas las especies por igual en su duración, ya que algunas de ellas se recuperarían tras apenas un año de veda, como el arenque del Golfo de Riga (Báltico). Otras poblaciones necesitarían casi diez años, caso del bacalao del Mar del Norte. Para la merluza del sur, la que pescamos en España, la parada total debería extenderse por cinco años consecutivos.

La inversión, el coste de dejar de pescar (lucro cesante, salarios no percibidos, deterioro de buques, amortizaciones, etc), sumaría 10.500 millones de euros (M€) repartidos a lo largo de 9,4 años. Eso supone 21 euros por cada habitante de la UE. La recuperación de la inversión llegaría antes de los cinco años, con un retorno del 148%, ya que la mitad de las especies afectadas volverían a capturarse, ahora de forma sostenible, hacia la mitad del período contemplado. Según los cálculos de NEF, al aplicar la parada hasta el año 2022 y alcanzar progresivamente el Rendimiento Máximo Sostenible, se obtendría un beneficio de 70.000 M€ gracias a la multiplicación de las capturas. Por cada euro invertido se recuperarían 14.

La alternativa a la moratoria, es decir, seguir como hasta ahora, no es económicamente atractiva. De no hacer la parada se perderían 9.800 M€ anuales y, probablemente, algunas especies atravesarían la línea roja de supervivencia biológica. Los cálculos indican que, sin parada, el valor de la pesca desembarcada entre 2012 y 2022 sería de 215.000 M€. Pero alcanzaría los 515.00 M€ en caso de aplicarse, obteniendo un diferencial positivo de ingresos para el sector equivalente a 300.000 M€. Otro de los logros de la moratoria es que la pesca europea dejaría de ser una industria subvencionada, que se recuperaría el empleo y se limitarían de forma notable las importaciones de productos marinos desde terceros países (3).

¿Cómo se ha llegado a esta situación?
 La gestión llevada a cabo por las autoridades pesqueras de la Unión Europea recibe críticas desde la propia Comisión (4). El anual despropósito de aumentar los cupos de capturas (TAC,s) una media del 41% por encima de las recomendaciones científicas es esgrimido como ejemplo del fallo político. Un fracaso que ha sido jaleado, consentido o empujado, año tras otro, por la presión de lobbies sectoriales, los argumentos sociales de los pescadores y los estímulos “oficiales” al consumo de productos marinos (5).

Reunión de ministros de pesca de la Unión Europea en Bruselas (2008)

No obstante, la carrera hacia la sobrecapacidad, tecnificación y sobreinversión en la pesca europea, seguida de la previsible sobreexplotación de los caladeros que trae una política de grandes rendimientos, responde a parámetros sobradamente conocidos. Lejos de mantener el comportamiento prudente, científico y austero que precisa la explotación de los raros recursos vivos marinos, el sector se ha visto arrastrado por la ola de neoliberalismo, de avidez por los grandes e inmediatos beneficios y de desregulación que sacude la arquitectura socioeconómica de Europa desde mediados de los años 80.

Conviene no perder de vista el profundo origen de nuestras miserias para no volver a equivocarnos. Supimos fraguar una estupenda burbuja inmobiliaria (mucha casa y poco comprador), nos fabricamos una buena pelota financiera y bancaria (mucho crédito, mucha desvergüenza y poca solvencia) y hemos pergeñado una gran burbuja pesquera (mucha flota, mucha ayuda pública y pocos peces).

(1)   Ver : www.neweconomics.org/nocatchinvestment (PDF, en inglés)
(2)   Bacalao, fletán, lenguado, arenque, gallo, merluza, sardina, abadejo, caballa, anguila de arena,…
(3)   Las importaciones acaparan el 65% del consumo de productos acuícolas en los 27 estados miembros. Un consumo que crece al 2% anual.
(4)   Comunicación al Parlamento y al Consejo Europeo COM(2012)278 final.
(5)   El consumo de pescado ha sido esgrimido, con razón, frente a las enfermedades cardiovasculares de nuestra sociedad. Sin embargo, hace reflexionar el hecho de que las abundantes Caballas y sardinas, peces azules, baratos y saludables, tienen poca venta y son despreciados. En Europa, algunas de las especies más consumidas son la repugnante Panga, la babosa Tilapia y otros insípidos pescados blancos, con escaso o nulo contenido en ácidos esenciales y Omega 3.