COMILLAS BAJO EL MONZÓN
Las desventuras del cambio climático
Comillas, agosto 1993 |
Al atardecer del sábado 27 de
diciembre, lluvias torrenciales descargaron sobre el litoral de Cantabria
occidental (Reino de España). El suelo fue incapaz de retener tanta agua y ésta
se acumuló rápidamente en las zonas más bajas de pueblos como Comillas y
Cabezón de la Sal, inundando viviendas, locales y vías públicas. Uno de los
principios del cambio climático se cumplía: “las lluvias serán torrenciales o
no serán”.
En el caso de Comillas, la inundación
de su centro urbano no es una novedad. El 26 de agosto de 1993, el pueblo
soportó una tromba de agua que el sistema de colectores y alcantarillado no
pudo negociar y se vieron barcas en las calles. Diez años después, las
autoridades locales estaban trabajando en un nuevo Plan General de Ordenación
Urbana (PGOU), mientras el crecimiento urbanístico parecía desbocado y grandes
extensiones de suelo habían ya sido impermeabilizadas y selladas por nuevas
construcciones.
Por entonces, la agrupación
vecinal “Procomillas” presentó alegaciones al PGOU, recordando a los redactores
del Plan que el cambio climático no era un entretenimiento de científicos
chiflados. Aquí se ofrece una fracción del contenido de aquellas alegaciones,
debidamente entregadas a las autoridades responsables en septiembre de 2005 y que no obtuvieron la menor respuesta:
Cambio climático
No obstante, la Asociación considera
que la ausencia de mención alguna a las imparables consecuencias del cambio
climático, y sus más que posibles efectos sobre el futuro socioeconómico y
ambiental de Comillas, es una carencia de especial gravedad en el diseño del
PGOU. Teniendo en cuenta que hacer frente a los efectos del cambio climático y adoptar
la Directiva Marco
de Aguas son dos grandes prioridades ambientales de la Unión Europea , los
redactores del Plan deberían mencionar y
tomar en consideración:
- El
aumento en 4 grados centígrados de la temperatura media en Cantabria en el
horizonte del año 2080. (Escenario ACACIA. Informe de la Agencia Europea de
Medio Ambiente – AEMA Nº 2/2004)
- La
disminución de entre el 20% y el 30% de la pluviometría media de Cantabria en
verano, época de máxima demanda del recurso, en el horizonte de 2080 (Escenario
ACACIA – AEMA 2004)
- La
progresiva disminución de días muy lluviosos y húmedos, cifrada en más de tres
días menos por cada década trascurrida. Cifra que puede reducirse
significativamente en el futuro (IPCC – 2004).
- El
aumento de hasta 4,6 grados centígrados de media en la temperatura de las aguas
del Cantábrico a lo largo del siglo XXI (Fuente IPCC – año 2001)
- La
progresiva disminución del caudal de los ríos y del volumen de sus descargas al
mar en la cornisa cantábrica de hasta un 25% en el año 2070, sobre la base del
año 2000 (CEDEX. Ministerio de Fomento. España 2003)
- El progresivo aumento de los riesgos de lluvias
torrenciales seguidas de inundaciones y de vientos huracanados (Informe
Dirección General de Medio Ambiente CE. Prevención de Riesgos ambientales.
Estrategia de protección de suelos).
- El
aumento medio del nivel del Cantábrico en hasta 0,48 centímetros ,
provocado básicamente por la dilatación térmica del océano, lo que supondría la
desaparición de la playa de Comillas en el transcurso del presente siglo
(Escenario SRES – IPCC – 2001).
A la vista de estas previsiones, avaladas desde
el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) y la Agencia Europea
del Medio Ambiente, el PGOU de Comillas debería ser cuidadoso a la hora de
proyectar las necesidades en agua dulce de la futura población, así como disponer de suficiente suelo libre
con capacidad para retener el agua y evitar el riesgo de inundaciones. Esta
necesidad se hace aún mayor por la orografía donde se asienta el grueso del
previsto desarrollo urbano de Comillas. A este respecto, se observa que dicha
expansión se asienta fundamentalmente en el interior de una cuenca
prácticamente cerrada, delimitada por elevaciones (La Coteruca , Rovacías,
Carretera a Cabezón), y con una única salida para las aguas en el espacio que desemboca en la
depresión del cruce del Bar Filipinas.
La inundación de 1993 volvió a
repetirse pocos años después en el mismo espacio, a pesar de haberse aumentado
la capacidad de los grandes colectores de aguas pluviales tras una larga y costosa obra. Después de la segunda inundación (octubre de 2005) y la tercera (julio de 2006) se hizo
evidente la necesidad de contar con el “tanque de tormentas” en la zona baja
del pueblo, capaz de hacer frente a los episodios de lluvias
torrenciales. La infraestructura había sido recomendada en las alegaciones de
la Asociación Procomillas que, en su resumen final, decían:
- Recomendar
en el PGOU efectuar estudios sobre la capacidad de retención y absorción de aguas de
escorrentías extremas en la cuenca cerrada a urbanizar, propugnando la reserva
de suelo libre para zonas de absorción. En su caso, ajustar las necesidades de
evacuación de aguas de lluvia por sistemas de saneamiento. Prever la
instalación de tanques de tormenta.
Una visión
general del entramado urbano previsto en el horizonte de 2015, período estimado
de vigencia del Plan, muestra la existencia de grandes espacios verdes al Oeste
del casco histórico de Comillas (Seminario, Palacio de Sobrellano, jardines
privados al sur de Sobrellano) y un lamentable vacío al Este, donde el suelo
puede ser sellado y compactado en una enorme extensión. Resulta imprescindible
buscar el equilibrio con la delimitación exacta de corredores o de espacios
verdes capaces de absorber el agua de lluvia en el espacio delimitado entre la Coteruca , Robacías, el
casco de la villa y la carretera de Cabezón. No es adecuado confiar en que
Ayuntamiento, promotores y particulares desarrollen jardines y arbolados en las
nuevas zonas urbanas del Sur y Este de Comillas.
Comillas, diciembre 2014 |
Han pasado ocho años desde la última inundación y el cambio climático sigue
su imparable avance. El año 2015 llega y el PGOU no ha podido proteger al pueblo. El pequeño “tanque de tormentas” instalado en 2007 para
retener lluvias torrenciales se ha mostrado claramente insuficiente.
Simultáneamente, se han impermeabilizado más metros cuadrados en la cuenca de
captación de lluvias, a causa de nuevas
construcciones brotadas de la “burbuja inmobiliaria”.
La solución a las reiteradas inundaciones en Comillas no es fácil ni barata, ya que parte de un error de concepto: la carretera que sale de Comillas en dirección a Cabezón de la Sal fue construida en su día sobre un arroyo; la zona que se inunda fue en su día una pequeña marisma. Resulta imprescindible acometer el estudio hidrológico de la cuenca, pero hacerlo
teniendo en cuenta las previsiones más pesimistas del cambio climático. Cuando los ambientalistas hablamos de la progresiva "mediterranización" de Cantabria, usamos un término amable porque en realidad estamos ante la "tropicalización" de Cantabria.
Las lluvias torrenciales (tropicales) no son tomadas a broma por otras autoridades europeas que, a toda prisa, construyen enormes tanques de tormenta en grandes ciudades. Algunas tan poco tropicales como Amsterdam. Desgraciadamente, en el Reino de España, demasiados políticos y demasiados ciudadanos siguen infravalorando los efectos del cambio en el clima mundial, causado por el efecto invernadero de nuestras emisiones.
Las lluvias torrenciales (tropicales) no son tomadas a broma por otras autoridades europeas que, a toda prisa, construyen enormes tanques de tormenta en grandes ciudades. Algunas tan poco tropicales como Amsterdam. Desgraciadamente, en el Reino de España, demasiados políticos y demasiados ciudadanos siguen infravalorando los efectos del cambio en el clima mundial, causado por el efecto invernadero de nuestras emisiones.
En el caso de las inundaciones, tratar de ahorrar dinero en la mejora de los sistemas
de retención y almacenamiento de escorrentías tropicales es un error muy grueso.
El coste de los daños causados a bienes públicos y privados es siempre superior
al gasto en medidas preventivas. Si el daño entrañase la pérdida de vidas humanas, ese
ahorro entra en el terreno penal. Pero hacer comprender cosas tan simples a la
mayoría de los políticos nacionales es tarea hercúlea y abocada al fracaso.
Coincidiendo en el tiempo con las (anunciadas) inundaciones de Comillas, un
prócer político de Cantabria anunciaba su retirada de la vida pública. Se trata
del Senador D. Gonzalo Piñero García - Lago, afecto al Partido Popular. Su
prematura jubilación concluye 33 años de vida íntegramente dedicada a la
política, costeada por la hacienda pública y los presupuestos municipales,
regionales y estatales. Sus últimos ingresos conocidos, en el Senado del Reino,
superaban los 6.000 euros mensuales. Don Gonzalo inició su vida política como
diputado del Parlamento de Cantabria en 1987 y Consejero (ministro regional).
Sucesivamente ocuparía los cargos de concejal del ayuntamiento de Santander
(1991), alcalde de la ciudad (1995) y Senador (2004).
Las más satánicas leyendas urbanas que circulan por la bella ciudad de
Santander, siempre falsas y aborrecibles, cuentan que en el transcurso de
uno de los mítines electorales que enriquecieron la vida política de Don
Gonzalo, el prócer pidió con voz vibrante al entregado auditorio qué era lo que
esperaba de su gestión. Una voz respondió desde el fondo de la sala… ¡¡Acaba el bachillerato!!