ECOLOGÍA Y SOCIEDAD
Playas rigurosamente descontroladas
El pasado día 12 de junio, la Foundation for Environmental Education
(FEE), con sede en Copenhague y despachito en Madrid, repartió sus Banderas Azules
(¡Blue flag!) del año 2012 por las playas europeas. Esta organización,
filantrópica estuvo hace unos años en el ojo del huracán, sospechosa de asignar
sus banderas de manera poco transparente y escasamente objetiva. La oleada de sospechas
llegó hasta uno de sus principales patrocinadores y mentores, la Comisión
Europea, que dejó de apoyar y subvencionar a la institución.
Como ejemplo de la poca fiabilidad
de la Bandera Azul, la playa de Comillas (Cantabria) disfrutó de su bandera
durante largos años, a pesar de los tremendos vertidos de aguas fecales, a
ambos lados de la playa, sin la menor depuración y a menos de 300 metros del
arenal. Desde entonces, las banderas azules son contempladas por muchos
ciudadanos como un reclamo turístico, antes que como una verdadera
certificación de calidad global, incluida la calidad de las aguas de baño.
La playa de Comillas (Cantabria) perdió su bandera azul en 2003 |
La actual campaña 2012 ha dejado a
las playas de Cantabria sin una sola bandera azul. Algunos ayuntamientos, que
aspiraban a la adjudicación, se han visto decepcionados y ninguneados. La FEE,
con su habitual falta de información, no ha dado explicaciones de su total rechazo
a Cantabria. Sin embargo, razones no faltan porque Cantabria nunca destacó por
mimar sus playas.
Personal de la FEE exhibe la Bandera Azul de este año. |
Dicen que a finales de junio se
pone en marcha la EDAR de Comillas, lo que pondrá fin a la crónica
contaminación de su playa. Pero otras playas del entorno, como la de Oyambre,
siguen en el olvido. A los vertidos de purines y aguas negras, los deficientes
accesos, el maltrato a la franja costera y las escasas medidas de salvamento y
seguridad, se une la peor de las situaciones: que Oyambre depende de tres
ayuntamientos.
Comillas tiene una
responsabilidad colateral en la calidad de la playa de Oyambre, ya que la contamina con
los vertidos procedentes de su barrios de Trasvía, Ruiseñada y Río Turbio. Valdáliga
se asoma a la mitad oriental del arenal, consintiendo el machaqueo de la duna y
el asentamiento de chiringuitos. San Vicente de la Barquera, responsable de
mitad occidental, se permite el lujo de enviar algún policía municipal hasta la
playa, en cuanto los perros de los turistas empiezan a cagarse y mearse en
toallas y enseres, levantado la patita en los palos de las sombrillas, como si
fueran arbolitos, y causando conflictos con los bañistas.
Oyambre en el invierno de 2009. Todavía estaba en su lugar el monolito al Pájaro Amarillo, aunque manchado por las pintadas de un mamarracho. |
Entre medias, la empresa pública
regional MARE (Medio Ambiente, Agua, Residuos y Energía), limpia y recoge
basuras de Oyambre cuando buenamente puede. Por su parte, la Demarcación de Costas de
Cantabria coloca algunas vallas, escaleras y carteles, sin entrar en el fondo
de los grandes problemas de una playa emblemática y corazón de un Parque
Natural. La Unión Europea, responsable de la conservación de los ecosistemas en
el LIC de Oyambre, permanece atónita.
El nuevo símbolo para las playas que merecerían mucho más, pero que soportan autoridades que no aspiran a nada mejor |
En semejante tesitura, Cantabria se alarma, anuncia que pierde turistas y algunas
autoridades locales de la región deciden buscarse otra certificación,
distinta de la bandera azul. Este verano, las playas de El Sabre y La Arena
(Arnuero), de Salvé (Laredo) y del Merón (San Vicente de la Barquera), lucirán una bandera con la “Q” de Calidad Turística. Ahí las tienen ya, ondeando con la brisa
marina, como en un hotel o un mesón. Los alcaldes se hacen
fotos y declaran a la prensa su gran satisfacción, con los ojos humedecidos por
la emoción.
En Cantabria, la falta de
banderas azules podría superarse consiguiendo certificaciones menos ligeras y mucho más serias, profesionales y prestigiosas, como el
Certificado ISO 140001 de calidad ambiental o, mejor todavía, con el Certificado EMAS (Eco- Management and Audit Scheme) de la
Unión Europea. Pero esas titulaciones son para autoridades locales y regionales
menos ligeras y mucho más serias, profesionales y prestigiosas.