LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

sábado, 8 de marzo de 2014

MEDIO AMBIENTE Y FINANZAS
La burbuja del carbono


El mundo de las grandes finanzas tiene un nuevo motivo de preocupación, centrado en el sector de la energía. Es sabido que el monumental problema del cambio climático se reduce a un asunto energético, desde el momento en el que la mayor parte de la energía consumida en el planeta es de origen fósil (petróleo, gas, carbón, tierras y arcillas bituminosas, gas de esquistos,…)  y emite gases de efecto invernadero.

En este momento, la industria de la energía fósil se enfrenta a dos retos: el primero se plantea a medio plazo, asegurándose que la humanidad siga disponiendo de energía a un precio razonable. El segundo no es fácil de resolver. Los yacimientos convencionales de petróleo se agotan y es necesario buscar el crudo en lugares más complicados que requieren de ingentes inversiones que hacen subir el precio final del barril. Este factor se agrava en el tiempo conforme aumentan las resistencias y límites legales al uso del carbón y del petróleo como fuente de energía, a causa de la reducción de las emisiones de CO2 impuesta por gobiernos y entidades supranacionales.

Si la sociedad y las administraciones refuerzan las políticas de reducción de emisiones, las abultadas inversiones necesarias para explotar nuevos yacimientos energéticos fósiles dejarán de ser rentables. La mitad de las reservas de petróleo y carbón existentes en el planeta tendrán que ser dejadas bajo tierra. Otros cálculos señalan que el 80% del petróleo teóricamente existente jamás podría ser quemado, para evitar más CO2 en la atmósfera. Esto significa que el valor contable de las empresas petroleras y mineras estaría falseado ya que sus anunciadas “reservas”, cifradas en millones de barriles, son inútiles, inexplotables, sobrevaloradas, infladas, nunca serán puestas en el mercado, son una burbuja sin valor.


Brasil: petróleo y gas en aguas profundas

La humanidad puede encontrarse entonces en situación insostenible, con el cambio climático enfrentado a una industria petrolera y minera que se cimenta y justifica sobre unos yacimientos devaluados por inexplotables. La crisis económica sería gigantesca. La burbuja del carbono, inflada por inversiones sin futuro ni perspectiva, convertiría la brutal burbuja inmobiliaria española en un juego de niños.

Después del informe económico elaborado por Sir Nicholas Stern en 2006 sobre los costes del cambio climático, la sociedad occidental ha comprendido que es más cara la pasividad, es decir, permitir que el cambio climático se agrave y nos conduzca a una situación insostenible, que empezar a cambiar desde ahora mismo nuestro modelo energético. Sus consejos han sido asimilados y se está generando energía eléctrica a precios increíblemente bajos, gracias a la generación eólica y fotovoltaica (en el Reino de España, las últimas semanas de vientos han conseguido hacer bajar el precio del Megavatio/hora por debajo de los 17 euros, cuando generalmente está por encima de los 60 euros si la generación es nuclear o fósil.)

En estas circunstancias, han bastado unos contactos del Bank of England con la Agencia Internacional de la Energía (EIA) y el comentario de algunos parlamentarios británicos para que se desate una tormenta en los medios. Dice la EIA que se corre el riesgo de estar fabricando una burbuja con el carbono y el Banco de Inglaterra pide aclaraciones para advertir a la City. La City está más que advertida de los riesgos financieros del “fracking”, de las exploraciones de petróleo en el Ártico y en aguas profundas (3.000 metros) frente a Brasil, Angola o Australia, de la costosa explotación de las tierras bituminosas en USA y Canadá, y de la onerosa explotación y refino de crudos pesados y sucios. Las emisiones de CO2 resultan ser, además de un riesgo climático, una bomba financiera.


Canadá: petróleo de arenas bituminosas

Se empieza a hablar de “desinversiones” en el sector de las energías fósiles. Es natural, porque si las políticas para frenar el cambio climático se refuerzan, y estamos en ese camino, se exigirá reducir las emisiones de CO2. Quienes así lo piensan no son agitadores ecologistas, sino Standard & Poor´s, el Gobierno de Noruega y sus fondos soberanos, Naciones Unidas (Christiana Figueres, jefe de climatología de la ONU), economistas de las universidades de Oxford, Harvard, Brown y Columbia o la firma noruega Storebrand ASA (Oslo), que ha desinvertido (retirado) en 2013 el capital de sus pensionistas y financieros antes colocado en 40 empresas mundiales relacionadas con la energía fósil.

Las pérdidas de algunas corporaciones eléctricas en 2013 invitan a la meditación. La poderosa eléctrica RWE AGE (Essen – Alemania) perdió cerca de 2.800 millones de euros el pasado año. Es la primera vez, en 60 años de historia, que RWE pierde dinero. La eléctrica E.ON  también tuvo pérdidas en Alemania, al operar con centrales de gas natural caras y poco rentables. Si en 2008 el precio del Mw/hora en Alemania estaba entorno a los 80 euros, en 2014 está en 38 euros. Con estos resultados financieros es imposible mantener en funcionamiento obsoletas centrales de carbón o sofisticadas centrales nucleares que deben pagar fortunas en seguridad y pensar en gestionar sus residuos durante cientos de años.


Reino Unido: gas de fracking

Será imposible en Alemania, pero no en el Reino de España. Aquí, como decía un empleado de la patronal eléctrica (UNESA), las costosas centrales de gas están apagadas y sobra el 30% de la potencia instalada en el país. Pero las erróneas inversiones de las empresas privadas debemos amortizarlas los consumidores en nuestra factura mensual, porque están ahí puestas a nuestra disposición (“disponibilidad”). Además, el estúpido sobrecoste de quemar carbón, petróleo o gas también es repercutido en las facturas (“subvenciones”)

Estamos ante una deliciosa interpretación de la economía liberal que haría levitar a cualquier “lobo” de Wall Street, y sin necesidad de recurrir a las sucias drogas: montas un negocio, como poner un taxi, una verdulería o una fábrica de macarrones y pasas factura mensual al ciudadano por el simple hecho de poner a su disposición estos bienes y servicios, al tiempo que prohíbes tajantemente tener coche propio, cultivar lechugas en la terraza y hacer pasta en la cocina de casa. Con tan delirante sistema, E.ON se ha instalado en el Reino de España donde el negocio queda garantizado desde instancias políticas y nunca perderá un euro.

 
España: manifestación contra las prospecciones en el Mediterráneo

Si la economía real hace estragos en las cuentas de algunas corporaciones que usan combustibles fósiles (salvo en España) ¿qué se puede esperar de la rentabilidad de yacimientos de petróleo situados en pleno océano y bajo fondos abisales? Si los más ricos yacimientos de gas de pizarra en Estados Unidos se están agotando después de apenas cinco años de explotación ¿Qué se puede esperar de los yacimientos de gas de pizarra europeos y españoles, bastante más pobres?

Los financieros, los Fondos de Pensiones y los seguros de Vida que invierten a largo plazo, no lo tienen nada claro. Las propias empresas petroleras tampoco. Los simples particulares, en Estados Unidos y Europa, deberían empezar a retirar sus ahorros (acciones) de corporaciones energéticas ligadas al carbón y el petróleo. De hecho, ya se está haciendo. Pero ¡Vaya por Dios! Resulta que en el Reino de España queremos invertir mucho dinero explorando el gas de “fracking” en Burgos y buscando petróleo en aguas de Canarias y del Mediterráneo.

Vamos por detrás. Me recuerda cuando era soldado, durante la instrucción en el CIR (Centro de Instrucción de Reclutas) de Alcalá de Henares (Madrid), aprendiendo a desfilar con garbo. Por mi estatura mediana me tocaba marchar en el centro de la compacta formación y, de vez en cuando, se escuchaba a los bajitos y de paso corto que corrían en las últimas filas chillando asfixiados  ¡¡Aire para la cola!! Ahí estamos.

jueves, 6 de marzo de 2014

CONFLICTO EN UCRANIA
La necesaria  transición


Ucrania
Estos últimos días, la atención internacional se ha centrado en las violentas manifestaciones de Kiev, los tiroteos en las calles de Venezuela y las algaradas en Tailandia y Brasil. Los indignados justifican sus protestas por la corrupción política, la inseguridad ciudadana, los precios del transporte o el desabastecimiento. Sin embargo, existe una causa de fondo para tanta violencia civil recorriendo el planeta.

La agencia de Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO - Food and Agriculture Organization) elabora mensualmente un índice de los precios de los alimentos en el mundo (FAO Food Price Index), puestos en relación con la capacidad de compra del ciudadano. Para los técnicos de la FAO, cuando el índice llega al nivel 210 se alcanza un punto de ebullición capaz de generar desórdenes públicos y sacudidas sociales. En el año 2000, el índice FAO estaba en una media de 91,1 puntos, pero empezó a crecer a partir de 2007 llegando al 209,8 el pasado año 2013 y a los 209,9 en febrero de 2014.


Túnez

Coincidiendo con la constante subida del índice FAO, desde 2008 se han producido revoluciones en los países árabes (Túnez, Egipto, Libia, Siria), manifestaciones en Bahrein y en Argelia (febrero 2014), violencia urbana en Grecia, Portugal, España, Brasil, Chile, Venezuela y Argentina (asalto a comercios), violencias en Tailandia, Mozambique, Nigeria, República Centroafricana, Uganda,... El común denominador de la agitación social es la escalada de precios, ya sea de la energía o de los alimentos, aunque el descontento social se vista con variadas reivindicaciones, como el coste del billete del transporte público (Sao Paulo), la inseguridad ciudadana (Caracas) o el acercamiento a Europa (Kiev). 

Como detalle significativo, Siria y Argelia están en pleno peak petrolero, con descensos de producción en sus yacimientos nacionales desde 1996 y 2008 respectivamente. Eso significa que la energía en Siria y Argelia ha de comprarse en el exterior (o no puede venderse al exterior para atender a la demanda interna) y los precios suben. Siria está enfangado en una guerra "internacional" (Irán - Arabia Saudita) y "religiosa" (Sunitas - chiitas), mientras que Argelia vive tumultos civiles (no religiosos)  poco comunes en un país de corte autoritario.  


Venezuela

Tomemos algunos datos de dos países muy visibles en las últimas semanas. En Ucrania, nación sumida en crisis económica profunda, el empobrecimiento generalizado de la población ha conducido a que el 75% del gasto de las familias durante 2013 se destine al simple mantenimiento vital, con el 50% del presupuesto familiar dedicado a comprar comida y pagar el agua. La producción petrolera de Ucrania empezó a menguar en 1976 (peak petrolero), con una creciente dependencia de las importaciones de gas y petróleo desde Rusia, que es quien aporta el 60% de las necesidades energéticas del país. En Ucrania, el precio del gas ruso se ha multiplicado por cuatro desde 2004 y, para su gran desgracia, es un centro de paso del gas con destino a Europa que Rusia desea controlar.

 
Brasil

En Venezuela, los precios de los alimentos se han disparado en 17 años de inflación desbocada y falta comida. El descenso de la producción de petróleo convencional empezó en 1999 (peak) y la producción de gas ha bajado un 30% desde 2001. Es rigurosamente cierto que se han encontrado enormes yacimientos petrolíferos en el delta del Orinoco y que las reservas de Venezuela, según el USGS (United States Geological Survey), llegarían a los 513 millones de barriles, pero se trata de petróleo pesado, complicado de extraer y costoso de refinar. Los años de vacas gordas para Ucrania y Venezuela se han terminado y la gente reclama en las calles, más libertades civiles, y menos brutalidad política. Aunque, en algunos casos, se trata de clases medias desesperadas ante su paulatina "proletarización" y empujadas por movimientos populistas. En cualquier caso, detrás está el pánico a la pobreza por la creciente escasez de los recursos naturales.

 
Tailandia
Mientras, la FAO sigue haciendo sus cálculos a escala global. La demanda de productos agrarios crece el 14% cada diez años, siguiendo el ritmo de crecimiento de la población mundial y el aumento de su nivel de vida (China, India e Indonesia demandan más carne, alimentada con cereales)). Sin embargo, la producción agraria y ganadera está aumentando muy por debajo de esos porcentajes. Según Naciones Unidas (FAO e IPCC), el incremento de la temperatura media del planeta en 2,5º C, supone que la agricultura merme su producción un 2% cada diez años. Los daños causados por el cambio climático en estos últimos tiempos (Sequías, inundaciones, olas de calor)  tampoco ayudan a aumentar la producción.


España

La agricultura depende del petróleo. El crudo mueve la maquinaria agraria y la industria alimentaria, es la base de los agroquímicos y transporta los alimentos. Cuando sube el precio del petróleo suben los precios de la energía, de los fertilizantes y de los pesticidas. Si a este factor se suman los cultivos destinados a fabricar “biofuel” (que desvía alimentos hacia la industria energética) y al resultado se añade la especulación financiera sobre las materias primas, estimulada desde el neoliberalismo más fanático, tenemos montado el escenario de nuevas revueltas, revoluciones y sufrimientos.

La Era Industrial se acaba y la transición hacia otro modelo, la Era Post-Carbón, está resultando traumática al coincidir con un planeta gobernado por “los mercados” y por los intereses de cierta clase político-empresarial. Bellos ejemplos pueden encontrarse en el Reino de España, donde la política oficial energética ha emprendido una huida hacia delante apostando por el “fracking”, por grandes inversiones en supuestos yacimientos de petróleo en el Mediterráneo o en Canarias y cerrando el paso a las energías renovables a golpe de Decreto Ley. Si esto sucede en un país integrado en los 13 del Green Growth Group (Grupo de Crecimiento Verde de la Unión Europea), qué pasará fuera de tan selecto grupo.

Urge implantar alternativas energéticas al petróleo, dejar de destruirlo y reservarlo para cosas más importantes (plásticos, química, farmacia) porque las revueltas no han terminado. 

lunes, 3 de marzo de 2014


OYAMBRE ARRASADO
Se acelera...



La penúltima ciclogénesis acaba de golpear, con olas de hasta 10 metros de altura media acompañadas por algunas olas solitarias de hasta 16 metros, las costas del norte y noroeste de España (Cantábrico y Galicia). El Atlántico embiste contra un litoral indefenso y reblandecido por 10 semanas consecutivas de intensas lluvias . Las playas de Cantabria se llevan la peor parte, especialmente las de Oyambre y Gerra.  Sobre el terreno, el destrozo observado es ingente.

En el caso de Oyambre, cuyo arenal ha descendido entre 3 y 4 metros en altura con respecto de su anterior nivel (verano 2013), el mar se ha llevado, al menos, 250.000 metros cúbicos de arena. Puede ser que las arenas desaparecidas se encuentren en áreas sumergidas proximas a la orilla y regresen en pocos meses, algo que resulta difíicil de pronosticar. También es posible que se hayan alejado hacia el este, transportadas por la corriente dominante y el fuerte viento. El resultado es un espacio recubierto de piedras que deja aparecer el substrato de arcilla gris. La línea de costa ha llegado a retroceder hasta más de cuatro metros en algunos lugares, como en el puntal y en la duna que acoge un campo de golf. Parte de una "calle" del campo ha desaparecido y es posible que las instalaciones pronto dejen de ser operativas. 

Si la situación persiste, los daños económicos en la zona, derivados de playas destruidas e impracticables para el turismo, pueden ser incalculables y de larga duración. Las imágenes captadas el día 2 de marzo de 2014, antes del temporal del día 3, muestran la preocupante situación.


A lo largo del frente marítimo de la duna se extiende un campo de piedras de 50 metros de anchura

Frente al restaurante "El Pajaro Amarillo" el nivel de la playa ha caído 3 metros,
permitiendo el avance de las olas hasta la orilla y reforzando la erosión.
La mancha gris ,en primer plano ,es la arcilla (turba en formación) que cimenta la playa

Las vallas que delimitan el campo de golf ya
fueron retranqueadas dos metros hace un mes.
Las nuevas vallas también han cedido y cuelgan sobre
el talud de la duna

Fenómeno anunciado en el estudio realizado por las Universidades de Santander y Oviedo de hace 10 años, la lanza del puntal de Oyambre ha retrocedido más de 20 metros en apenas dos meses. El resultado es más volumen de agua entrando por la bocana en las rías del Capitán y de La Rabia con cada marea, lo que acelera la erosión.

La presión del agua del mar y de la lluvia en la ría del Capitán está abriendo
nuevas brechas en el llamado dique de Sniace. Si el dique cede, la dinámica del sistema en

Oyambre es impredecible y puede desembocar en una profunda transformación del paisaje.

La playa de Gerra,  abierta a poniente de Oyambre, ha perdido arena y deja al descubierto la base de piedras.

Un becerro ahogado al pie de la duna de Oyambre. Las manchas 
verdes visibles en el talud formaban parte, hace unas semanas, de una calle del campo de golf