SAQUEADORES
Asia en el punto de mira
Desde ayer, lunes 4 de marzo, delegados de 178 países se reunen en Bangkok (Tailandia) para asistir a la conferencia del CITES (Convention on International Trade in Endangered Species – Convenio Internacional sobre el comercio de especies en peligro). Durante dos semanas, expertos científicos, políticos de todo pelo y lobbies interesados analizarán los progresos de la 6ª extinción masiva que la especie humana tiene puesta en marcha con singular éxito, tratando de reducir sus efectos.
Tras el fracaso del CITES a la hora de incorporar al Atún Rojo a sus listas de especies amenazadas (lo que habría supuesto un freno al comercio internacional de su carne), la atención parece ahora centrada sobre tres
especies o grupo de animales con problemas: elefantes africanos, rinocerontes y
tiburones.
La elección de Bangkok como
sede de la conferencia tiene una lectura geopolítica. Por un lado, la capital
tailandesa es uno de los grandes centros mundiales de comercialización del
marfil de elefante. De otra parte, los habitantes de la región asiática y sus manías son
una pesadilla para determinadas especies de fauna. Además de apasionarse con el marfil, los asiáticos necesitan “chutarse” cuerno de rinoceronte en polvo
para sus erecciones, pagan medio testículo por saborear atún rojo crudo y se les
cae la baba ante un gelatinoso cuenco de sopa de aletas de tiburón.
Son caprichos de clases
dirigentes y adineradas ya que la inmensa mayoría de los asiáticos, pobres
hasta el tuétano, no puede costearse esos lujos. Mientras los únicos
saqueadores del planeta fueron los europeos y norteamericanos, la cosa era
medianamente soportable, aunque se
tratara de gente insaciable y sin escrúpulos.
Cuando se sumaron los japoneses al saqueo, todavía pudo aguantarse. Pero los
nuevos ricos de Asia están sacando las cosas de quicio porque no hay arroz
para tanto pollo.
Unos datos. En el año 1979
había en África 1.300.000 elefantes. En 2012 quedaban unos 400.000. El pasado
año 2012 se mataron 25.000 ejemplares y el caos del comercio del marfil es
espectacular. Mientras que en Kenia se queman toneladas de marfil ilegal o se guarda en cámaras acorazadas, en Bangkok hay 67
establecimientos con licencia para vender marfil, pero en realidad se puede adquirir en 250 tiendas. El gesto del gobierno
de Tailandia, proponiendo el cierre de sus fronteras a la exportación de marfil es éso: un
gesto. Del cuerno de rinoceronte y sus sufridos portadores es mejor no escribir
nada porque la foto de abajo es suficiente.
Lo de los tiburones tiene otra lectura. Según fuentes cercanas a la FAO, las capturas anuales de tiburones en el mundo oscilan entre 63 millones y 273 millones de ejemplares. Como puede observarse, el desmadre estadístico es de Libro. Siendo optimistas puede aceptarse una media de 100 millones de bichos. La práctica totalidad de esos tiburones se pescan para quitarles las aletas (finning). Otros se aprovechan un poco más, sacando el aceite de sus hígados y usando la piel como lija fina. En algunas sociedades, como la española, se trocea su carne para ponerla en adobo y ofrecerla como tapa indigesta en bares y tabernas.
El CITES intenta proteger las
especies en peligro de extinción regulando (prohibiendo) su comercio
internacional. Las listas de especies protegidas por el CITES forman parte del
manual de trabajo de los aduaneros del mundo y en Bangkok se intentará frenar
la matanza de tiburones y rayas, pues algunas de las concretas especies de escualos están severamente
amenazadas, como en el caso de los tiburones martillo.
La postura del Reino de España
es la cuestión del tiburón no está clara. No hay duda de las reticencias
españolas a la prohibición europea del aleteo (Finning) a bordo de los
buques de pesca (el cuerpo mutilado es luego tirado por la borda). Pero si el
CITES acaba entorpeciendo o impidiendo el comercio internacional de aletas de
tiburón, la flota pesquera española de altura (Flota “espadera” que atrapa con
palangres de superficie peces espada, atunes y tiburones) recibirá un sopapo en los morros.
Como cierre, merece la pena
recordar que el Reino de España está en la tercera posición de las naciones más
importadoras de productos marinos, con 6.637 millones de dólares gastados en el
ejercicio 2010 (Informe Sofia 2012 de FAO), detrás de Estados Unidos y Japón.