JOSÉ ÁLVAREZ DÍAZ

El Capitán ha desembarcado

Demasiado pronto y demasiado deprisa. Pepe Álvarez, capitán de la marina mercante española, nos ha dejado ayer. Se nos ha ido a destiempo. Algunos llegamos a pensar que su forma impetuosa de vivir le hacían invulnerable, capaz de sobrevivir a todos los naufragios. Llevaba impreso en el carácter el trazarse nuevos rumbos y batirse sin desfallecer contra las intemperies.

Hace ahora 41 años, cuando era un alumno en prácticas, Pepe sobrevivió al naufragio del buque “Monte Udala” frente a las costas de Brasil. A partir de ese momento, se convirtió en un atípico funcionario del Estado, siempre un paso por delante y dejándose jirones de piel porque su vocación era hacer país. A bordo de las lanchas rápidas de Vigilancia Aduanera persiguió contrabandistas por las rías de Galicia y las costas del Cantábrico, antes de cambiar de buque y dar batalla para construir en España un servicio público de salvamento marítimo a la altura de las naciones más avanzadas. Pepe fue su primer director.

La hoy potente organización de Salvamento Marítimo es parte de su trabajo, como lo fue la Red de Autoridades Ambientales. Levantar la Red, donde convergen las políticas ambientales europeas y las ayudas financieras de la Unión Europea, reclamó todas las reservas de energía de Pepe Álvarez, como su Secretario General. El siguiente buque le llevaría de regreso a su tierra para presidir la Sociedad Gallega de Medio Ambiente. Una institución que él quiso trascender hasta transformarla en herramienta de las políticas ambientales gallegas.

Aunque el medio ambiente y la sostenibilidad le habían contaminado sin remedio, él se reconocía como un “salitroso”, parte indisoluble de la gente de mar. Quienes le acompañamos en sus singladuras aprendimos, admirando su tenacidad, que casi todo es posible cuando se desea con una fuerza como la suya.