LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

De JEAN MONNET y ROBERT SCHUMAN a
JUNCKER & TIMMERMANS

Desmontando Europa


Jean Claude Juncker


El flamante Presidente de la Comisión Europea no pierde el tiempo. Después organizar en su Luxemburgo natal los medios legales que favorecen fiscalmente a más de 300 corporaciones multinacionales, el señor Juncker se prepara para desmontar el acerbo ambiental comunitario. Sin duda, la ideología del Presidente y sus colegas del Grupo Popular Europeo tiene objetivos claramente definidos.

Con la activa complicidad de gabinetes privados, consultoras y auditoras de renombre puestas a servicio de las corporaciones, las artimañas legalistas de la Unión Europea han conseguido desviar las obligaciones fiscales de ciertas empresas desde las naciones donde actúan hacia el paraíso fiscal de Luxemburgo. Gracias a esta maniobra de sumidero, los presupuestos de los Estados miembros afectados se empobrecen, impidiendo destinar más dinero a la educación y la sanidad públicas, a los comedores infantiles, la dependencia o las pensiones de los mayores. El señor Juncker puede estar tranquilo: en le Parlamento Europeo cuenta con el apoyo de Grupo Popular Europeo y con el silencio de los eurodiputados del PSOE, reticentes a crear una comisión de investigación sobre el tema.


Frans Timmermans
Después de esta entrada triunfal en la Comisión,  el señor Juncker ha dado instrucciones a su mano derecha, el Vicepresidente Frans Timmermans (Partido del Trabajo – Holanda- Socialdemocracia). Se trata de hacer algunos favores complementarios a las corporaciones empresariales (Lobby Europe Business), proponiendo reformas en las políticas de calidad del aire que respiramos y en la gestión de las basuras generadas por las industrias.

La primera propuesta es rebajar los objetivos contemplados en el Plan de Trabajo 2015 sobre la calidad del aire. El Plan buscaba reducir las 58.000 muertes prematuras que se producen cada año en la UE a causa de la contaminación atmosférica por nitrógeno, partículas (PM), ozono y azufres, sumado a los daños provocados en la agricultura y en los bosques. El señor Timmermans ha aceptado el mandato empresarial (retirar la propuesta de reducción de emisiones industriales), lo que garantiza mantener el recorte de la esperanza de vida para 400.000 ciudadanos comunitarios.

No es una mala idea para los ideólogos neoliberales, ya que morirá antes la gente de más edad y se ahorrará el dinero de sus pensiones. Además, los puestos de trabajo vacantes podrán ser cubiertos por jóvenes con sueldos basura, en jornadas de 14 horas, que el personal de más de 50 años soporta con reticencias. Los fondos de las pensiones ahorradas por muerte prematura de sus perceptores, se podrán invertir en autopistas de peaje, redes de energía sucia o aeropuertos innecesarios, lo que agradecerán las corporaciones privadas que se dedican a la construcción de grandes infraestructuras. El primer paso de este magno plan de infraestructuras “pesadas” se llama, precisamente, Plan Juncker.

La segunda propuesta del señor Timmermans es rebajar los objetivos de reciclaje de las basuras generadas por la industria en Europa, abandonando hasta 2030 ese tonto concepto de reciclar y reutilizar las materias primas (Economía circular). De esta forma, los ciudadanos de los Estados miembros tendrán que asumir la premura exigida (bajo pena de multa) de reciclar en sus hogares el 80% de los envases y el 90% del papel, el metal, el plástico y el vidrio que las empresas privadas colocan en el mercado comunitario. Desgraciadamente, el esfuerzo de las familias por reciclar sus residuos no se verá acompañado por el esfuerzo de las industrias en reciclar los suyos. Lo que señala que existe una Europa de los ciudadanos y una Europa de las empresas.

De lo anterior se deduce que las insistentes campañas sobre el reciclaje de nuestras pequeñas basuras domésticas son una ofensa, al consentirse el despilfarro de materias primas por parte de las industrias. Como muestra, solamente uno de cada tres teléfonos móviles se recicla en Europa, aunque podría reutilizarse el 90% de sus componentes.

No contentos con estos retrocesos, a las ideas de los señores Juncker y Timmermans se suma la velada intención de rebajar especificaciones en las Directivas de Aves y de Hábitats. Ambas normativas basan su protección ambiental en la aplicación de Evaluaciones de Impacto Ambiental (EIA), bestia negra para las empresas saqueadoras de recursos y destructoras de territorios. Las dos Directivas, pilares del derecho ambiental comunitario, se han convertido en un obstáculo para iniciativas como el mencionado Plan Juncker.

Robert Schuman
Artífice de la Unión Europea

Un Plan que nace cargado de vicios y ocultaciones, pues hace creer a la ciudadanía que la Unión Europea le destina 315.000 millones. En realidad, solo pone 21.000 millones (16.000 de ellos distraídos de los presupuestos 2014 – 2020 ya aprobados). El resto son créditos y aportación empresarial privada. El Plan se centra en grandes infraestructuras y se basa, fundamentalmente, en el Partenariado Público Privado (PPP). Un Plan diseñado para las corporaciones multinacionales, pero que parece entusiasmar a una supuesta socialista andaluza llamada Susana Díaz (PSOE).

Las cualidades del PPP son evidentes. Una empresa cofinancia una infraestructura, seguramente innecesaria y accesoria, pero con la que pretende obtener beneficios. Si éstos fallan, bien sea por su fragrante inutilidad social, por el escaso aprecio del ciudadano empobrecido e incapaz de usar peajes y trenes de alta velocidad, o por los daños ambientales que causa, el empresario reclama al Estado y exige que le retornen sus inversiones y su lucro cesante.

Hoy se anuncia que la empresa constructora ACS (dirigida por el presidente de un club de futbolistas) reclama dinero al Reino de España por el mísero rendimiento económico del AVE a Francia, en cuya construcción intervino. A la hora de cobrar, la empresa dispone de un espléndido precedente con el almacén subterráneo para gas “Castor”, situado en aguas mediterráneas y cerrado por provocar seísmos en la costa próxima. ACS reclamaba varios miles de millones de euros de indemnización, que han sido abonados religiosamente por sus colegas políticos a pesar de que el riesgo de terremotos estaba avisado. Pero los contratos (generalmente opacos y repletos de cláusulas confidenciales), suelen ser papel mojado entre ciudadanos y empresas, pero resultan sagrados entre empresas y gobiernos.


Jean Monnet
Artífice de la Unión Europea
  
El poder, democráticamente otorgado a los políticos con el voto ciudadano, está siendo transferido al empresariado. Así, Europa se ve gobernada por lobbies sin la menor representación, y con grave amenaza para el entorno natural. Es la muerte de la democracia y la implantación de una nueva forma de Fascismo que se parece, cada vez más, a la Rusia de Vladimiro Vladimirovich Putin y sus mafias empresariales.Una burla a los creadores e impulsores de la Comunidad Europea, Robert Schuman y Jean Monnet.

Con este paquete regresivo cargado en la mochila, el señor Juncker se ha revestido de pontifical para subir al púlpito.Hace unos días, se ha permitido lanzar una especie de Pastoral hacia los ciudadanos griegos, actualmente inmersos en un proceso preelectoral que puede llevar al poder a Syriza, el partido político gemelo del Podemos español. El Presidente de la Comisión Europea ha aconsejado, como hacían los caciques y los párrocos del siglo XIX, la moderación en el voto, evitar los extremismos, el no equivocarse eligiendo rostros “desconocidos” y, en el caso de no seguir su paternal consejo, atenerse a las consecuencias de elegir gobernantes insumisos a la Troika, a los dictados de los Mercados y a los intereses del empresariado.

Entre tanto, el petróleo sigue bajando de precio, Rusia se desmorona y las corporaciones petroleras se enfrentan a la Tormenta Perfecta. El caos petrolero y el nuevo caos en los Mercados “infalibles” están servidos.