El pachucho Mar del Norte
De todas las áreas marinas afectadas por el Convenio OSPAR, para la protección del medio ambiente marino en el Atlántico Noreste, la del Mar del Norte es la segunda más problemática. La primera, no hay duda, es el Mar Báltico, encauzado en una senda de axfisia y contaminación que hará de él, como no aprieten las tuercas las autoridades correspondientes, un mar tan "muerto" como el de Galilea. Con todo, el Mar del Norte va bien servido, según los informes emitidos por el citado Convenio internacional.
Rodeado de naciones fuertemente industrializadas, el Mar del Norte padece sobrepesca, amontonamiento de población en sus costas, explotación de graveras que erosionan el litoral, explotaciones "off shore" de petróleo y gas, eutrofización por acumulación de nutrientes y tráfico marítimo intenso. Hace muchos años, allá por 1970, el Mar del Norte era un rico caladero que suministraba hasta el 5% de las capturas mundiales. En sus aguas abundaban los arenques, bacalaos, eglefinos y lenguados, enriqueciendo a las flotas pesqueras de Noruega y Dinamarca.
En la actualidad, las cosas evolucionan lentamente. Los niveles de mercurio, cadmio, plomo, HAP (hidrocarburos aromáticos policíclicos) y PCB (Policloro bifenilos) detectados en áreas costeras siguen siendo inaceptables y lo serán durante siglos, ya que son persistentes. Como muestra, a pesar de haberse prohibido hace 40 años, los niveles de DDT en las aguas del Mar del Norte siguen altos, mientras que aumenta la presencia de compuestos "retardadores de llama" a base de Bromo, llegados al mar a través de la atmósfera, la lluvia y los ríos.
Los interruptores endocrinos disueltos en el agua (bromatos y PCB) están disminuyendo la fecundidad de algunas especies de moluscos (Murex) y peces (malformaciones genitales), haciendo aún más complicada la recuperación de la pesca. Hace años que no se ven por allí tiburones, ostras planas, grandes bacalaos y atunes. Uno de los contaminantes más extendidos sigue siendo el TBT (Tributilestaño), usado como antiincrustante en los cascos de los buques hasta su prohibición en 2008. A pesar de la erradicación, el TBT sigue acumulado en los sedimentos de estuarios próximos a puertos y en zonas de elevado tráfico de buques.
¿Qué es lo que mejora? Hay la mitad de fosfatos en el agua y se han reducido algo los nitratos. Hay mucho menos petróleo flotando y llegan menos envases de plástico a las playas. En los años ochenta, la práctica totalidad de las aves marinas del Mar del Norte estaban manchadas con petróleo, mientras que hoy se ven afectadas la cuarta parte. Hay más conciencia cívica y las normas surten efecto. La legislación ambiental europea e internacional está limpiando el mar, eliminando lo más visible y grosero. Desgraciadamente, los químicos van a seguir por una eternidad.
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