PESCA SOSTENIBLE
Batalla en los
mares de la Antártida
Hay poetas que cantan a los
mares infinitos, donde el ser humano olvida las fronteras y sueña con mundos de
libertad. La “eterna llamada del océano”, dicen que se llama esta tontería, usada
por algunos para usar del mar a su antojo. Han sido necesarias décadas de
esfuerzos internacionales para retirar del mar una flota de chatarra empleada
para el transporte de hidrocarburos. Cada vez que uno de esos “buques tanque basura”
se rompía y derramaba la carga, pasaban meses hasta averiguar el verdadero nombre
del propietario del buque, de la carga, del operador, del consignatario, del
fletador, del intermediario, del financiador y de la madre de todos ellos.
Gracias a las Directivas
europeas (Paquetes “Erika”) y las regulaciones norteamericanas, gracias al MOU
de París (Memorandum of Understanding)
y a normas de la OMI (Organización Marítima Internacional), como es el
obligatorio AIS (Authomatic
Identification System), parece que hemos logrado ejercer mayor control
sobre la flota mercante. Con la pesca ¿se
hacen parecidos esfuerzos?
El "Ray" bajo el nombre de "Tropic" |
El 12 de abril de 2012, el
buque pesquero “Ray”, con bandera de
Belice, llegaba al puerto de Luanda (Angola) procedente de Singapur. Fondeó y
solicitó licencia para pescar en las aguas angoleñas, incluidas en la SEAFO (South Est Atlantic Fishery Organization).
Los dueños del “Ray” tenían sus oficinas en Panamá y sus operadores (gestores) radicaban
en Las Palmas de Gran Canaria (España). Pero las autoridades angoleñas
comprobaron que el “Ray” figuraba en listas
negras de pesqueros piratas (IUU – pesca ilegal, no regulada y no comunicada).
El 8 de junio procedieron a darle una patada en el culo y mandarlo fuera de sus
aguas. El pasado 30 de junio, el “Ray”
trasteaba en medio del Atlántico Sur, por fuera de las 200 millas de Angola y bajo
bandera “desconocida”.
Interesante biografía la de
este grande y viejo pesquero de altura, especializado en la pesca del “Mero”
(Toothfish) en aguas cercanas a la Antártida y reconvertido de palangrero a
enmallero. Nacido en 1966 en Vigo (España – Astillero Barredas), fue bautizado
como “Isla Graciosa”. A partir de
2005, artrítico y corroído por el óxido, cambió sucesivamente su bandera
española por las de Sudáfrica, Guinea Ecuatorial y Belice, rebautizándose como “Tropic”, “Constant”, “Kily” y “Ray”.
Veremos con qué bandera y nuevo nombre prosigue sus andanzas.
Uno de sus compañeros de faena
en aguas antárticas, y en el saqueo del Mero, es el recién rebautizado “Octopus-1”. Otra perla que comparte con
el “Ray” el dudoso honor de figurar
en las listas negras de buques piratas (IUU) de la SEAFO y de la CCAMLR
(Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos). Sin
embargo, este barcón de fabricación japonesa (1987) ha tenido una vida mucho
más animada. Desde que nació como “Choyo
Maru Nº 5”, se ha llamado “Piscis”,
“South Boy”, “Gale”, “Ulysse”, “Thor 33”, “Yin Peng”, “Chu Lim”, “The Bird” y
“Pion”, batiendo banderas de Japón, Togo, Uruguay, Guinea Ecuatorial, Corea
del Norte, Honduras y Mongolia (1). El último cambio de nombre y de bandera lo
hizo en alta mar, al norte de la perdida isla Bouvet, entre los días 13 y 14
de junio de 2012.
No podemos olvidar a otro aficionado
a las aguas antárticas, también anotado en las listas IUU de la CCAMLR por mal
chico (a bad boy). Se trata del “Challenge”, compañero de
cuna del “Ray” ya que surgió a la
vida marítima más cosmopolita en los mismos astilleros vigueses y en parecidas fechas. Su
inicial bandera española fue cambiada por la británica, luego por la de Guinea
Ecuatorial y después la de Panamá. Más calmoso que su hermano, solamente
recibió los nombres de “Isla Montaña
Clara”, “Perseverance” y “Mila”.
El "Challenge" en aguas de la Antártida a la caza y captura del Mero. En la foto aparece bajo el nombre de "Perseverance" y a falta de un poco de pintura |
¿Por qué se persigue la pesca
pirata? Es cierto que nuestros tres protagonistas no contribuyen al inmediato
deterioro de la sociedad o de las funciones de un Estado. Pero su actividad sí que afecta a la credibilidad de los Estados y de las sociedades a ellos ligados, provocando sustanciosas consecuencias económicas y sociales. A largo plazo, altera
negativamente la actividad de las empresas pesqueras legales, al crear
mercados y redes paralelas de distribución; fomenta la corrupción de
funcionarios y retuerce las leyes; agota recursos marinos que son comunes, practicando competencia desleal y dificultando el trabajo de los científicos, al
no aportar los datos de sus capturas.
Hay quien
asocia la pesca pirata (IUU) al “crimen organizado”. El motivo de comentar,
aquí y ahora, la vida y milagros de estos tres buques acusados de practicar la
pesca pirata no es otro que un sentimiento de profunda vergüenza. Como
ciudadano de España, ver a un par de empresas españolas asociadas a sus nombres
causa honda perturbación (2). La pesca española, abrumadoramente integrada por
profesionales honestos que se juegan la vida diariamente por cuatro euros, no hace amigos en el mundo por culpa de un par de
tramposos.
(1) Mongolia
no tiene costa, pero cede su bandera a cambio de “pasta”. También cede su voto contra
cualquier iniciativa que defienda a las ballenas, apoyando siempre a Japón o
Noruega. La bandera de Corea del Norte asociada a la pesca IUU es de circo.
(2) La ONG noruega Tryggmat (www.tryggmat.no) hace un complejo seguimiento de buques sospechosos de IUU por todo el planeta, gracias a las señales AIS. En su página web aparecen demasiados nombres españoles ¿Desviar la atención ante los denunciados abusos de Noruega en los océanos?
(2) La ONG noruega Tryggmat (www.tryggmat.no) hace un complejo seguimiento de buques sospechosos de IUU por todo el planeta, gracias a las señales AIS. En su página web aparecen demasiados nombres españoles ¿Desviar la atención ante los denunciados abusos de Noruega en los océanos?
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