De JEAN MONNET y ROBERT SCHUMAN a
JUNCKER & TIMMERMANS
Desmontando Europa
Jean Claude Juncker |
El flamante Presidente de
la Comisión Europea no pierde el tiempo. Después organizar en su Luxemburgo
natal los medios legales que favorecen fiscalmente a más de 300 corporaciones
multinacionales, el señor Juncker se prepara para desmontar el acerbo ambiental
comunitario. Sin duda, la ideología del Presidente y sus colegas del Grupo
Popular Europeo tiene objetivos claramente definidos.
Con la activa complicidad de gabinetes
privados, consultoras y auditoras de renombre puestas a servicio de las corporaciones,
las artimañas legalistas de la Unión Europea han conseguido desviar las
obligaciones fiscales de ciertas empresas desde las naciones donde actúan hacia
el paraíso fiscal de Luxemburgo. Gracias a esta maniobra de sumidero, los
presupuestos de los Estados miembros afectados se empobrecen, impidiendo
destinar más dinero a la educación y la sanidad públicas, a los comedores
infantiles, la dependencia o las pensiones de los mayores. El señor Juncker puede estar tranquilo: en le Parlamento Europeo cuenta con el apoyo de Grupo Popular Europeo y con el silencio de los eurodiputados del PSOE, reticentes a crear una comisión de investigación sobre el tema.
Frans Timmermans |
Después de esta entrada triunfal
en la Comisión, el señor Juncker ha dado
instrucciones a su mano derecha, el Vicepresidente Frans Timmermans (Partido
del Trabajo – Holanda- Socialdemocracia). Se trata de hacer algunos favores
complementarios a las corporaciones empresariales (Lobby Europe Business), proponiendo reformas en las políticas de calidad
del aire que respiramos y en la gestión de las basuras generadas por las
industrias.
La primera propuesta es
rebajar los objetivos contemplados en el Plan de Trabajo 2015 sobre la calidad
del aire. El Plan buscaba reducir las 58.000 muertes prematuras que se producen
cada año en la UE a causa de la contaminación atmosférica por nitrógeno,
partículas (PM), ozono y azufres, sumado a los daños provocados en la agricultura
y en los bosques. El señor Timmermans ha aceptado el mandato empresarial
(retirar la propuesta de reducción de emisiones industriales), lo que garantiza
mantener el recorte de la esperanza de vida para 400.000 ciudadanos
comunitarios.
No es una mala idea para los
ideólogos neoliberales, ya que morirá antes la gente de más edad y se ahorrará el
dinero de sus pensiones. Además, los puestos de trabajo vacantes podrán ser
cubiertos por jóvenes con sueldos basura, en jornadas de 14 horas, que el personal
de más de 50 años soporta con reticencias. Los fondos de las pensiones
ahorradas por muerte prematura de sus perceptores, se podrán invertir en
autopistas de peaje, redes de energía sucia o aeropuertos innecesarios, lo que
agradecerán las corporaciones privadas que se dedican a la construcción de
grandes infraestructuras. El primer paso de este magno plan de infraestructuras
“pesadas” se llama, precisamente, Plan Juncker.
La segunda propuesta del señor
Timmermans es rebajar los objetivos de reciclaje de las basuras generadas por
la industria en Europa, abandonando hasta 2030 ese tonto concepto de reciclar y
reutilizar las materias primas (Economía circular). De esta forma, los ciudadanos
de los Estados miembros tendrán que asumir la premura exigida (bajo pena de
multa) de reciclar en sus hogares el 80% de los envases y el 90% del papel, el
metal, el plástico y el vidrio que las empresas privadas colocan en el mercado
comunitario. Desgraciadamente, el esfuerzo de las familias por reciclar sus
residuos no se verá acompañado por el esfuerzo de las industrias en reciclar
los suyos. Lo que señala que existe una Europa de los ciudadanos y una Europa
de las empresas.
De lo anterior se deduce que
las insistentes campañas sobre el reciclaje de nuestras pequeñas basuras
domésticas son una ofensa, al consentirse el despilfarro de materias primas
por parte de las industrias. Como muestra, solamente uno de cada tres teléfonos
móviles se recicla en Europa, aunque podría reutilizarse el 90% de sus
componentes.
No contentos con estos
retrocesos, a las ideas de los señores Juncker y Timmermans se suma la velada
intención de rebajar especificaciones en las Directivas de Aves y de Hábitats. Ambas
normativas basan su protección ambiental en la aplicación de Evaluaciones de
Impacto Ambiental (EIA), bestia negra para las empresas saqueadoras de recursos
y destructoras de territorios. Las dos Directivas, pilares del derecho
ambiental comunitario, se han convertido en un obstáculo para iniciativas como el
mencionado Plan Juncker.
Robert Schuman Artífice de la Unión Europea |
Un Plan que nace cargado de
vicios y ocultaciones, pues hace creer a la ciudadanía que la Unión Europea le
destina 315.000 millones. En realidad, solo pone 21.000 millones (16.000 de
ellos distraídos de los presupuestos 2014 – 2020 ya aprobados). El resto son créditos y
aportación empresarial privada. El Plan se centra en grandes infraestructuras y
se basa, fundamentalmente, en el Partenariado Público Privado (PPP). Un Plan
diseñado para las corporaciones multinacionales, pero que parece entusiasmar a
una supuesta socialista andaluza llamada Susana Díaz (PSOE).
Las cualidades del PPP son
evidentes. Una empresa cofinancia una infraestructura, seguramente innecesaria
y accesoria, pero con la que pretende obtener beneficios. Si éstos fallan, bien
sea por su fragrante inutilidad social, por el escaso aprecio del ciudadano
empobrecido e incapaz de usar peajes y trenes de alta velocidad, o por los
daños ambientales que causa, el empresario reclama al Estado y exige que le
retornen sus inversiones y su lucro cesante.
Hoy se anuncia que la empresa
constructora ACS (dirigida por el presidente de un club de futbolistas) reclama
dinero al Reino de España por el mísero rendimiento económico del AVE a
Francia, en cuya construcción intervino. A la hora de cobrar, la empresa
dispone de un espléndido precedente con el almacén subterráneo para gas
“Castor”, situado en aguas mediterráneas y cerrado por provocar seísmos en la
costa próxima. ACS reclamaba varios miles de millones de euros de indemnización,
que han sido abonados religiosamente por sus colegas políticos a pesar de que
el riesgo de terremotos estaba avisado. Pero los contratos (generalmente opacos
y repletos de cláusulas confidenciales), suelen ser papel mojado entre
ciudadanos y empresas, pero resultan sagrados entre empresas y gobiernos.
Jean Monnet Artífice de la Unión Europea |
El poder, democráticamente
otorgado a los políticos con el voto ciudadano, está siendo transferido al
empresariado. Así, Europa se ve gobernada por lobbies sin la
menor representación, y con grave amenaza para el entorno natural. Es la muerte
de la democracia y la implantación de una nueva forma de Fascismo que se
parece, cada vez más, a la Rusia de Vladimiro Vladimirovich Putin y sus mafias empresariales.Una burla a los creadores e impulsores de la Comunidad Europea, Robert Schuman y Jean Monnet.
Con este paquete regresivo cargado en la mochila, el señor Juncker se ha
revestido de pontifical para subir al púlpito.Hace unos días, se ha
permitido lanzar una especie de Pastoral hacia los ciudadanos griegos, actualmente
inmersos en un proceso preelectoral que puede llevar al poder a Syriza, el partido
político gemelo del Podemos español. El Presidente de la Comisión Europea ha
aconsejado, como hacían los caciques y los párrocos del siglo XIX, la moderación
en el voto, evitar los extremismos, el no equivocarse eligiendo rostros
“desconocidos” y, en el caso de no seguir su paternal consejo, atenerse a las consecuencias de elegir
gobernantes insumisos a la Troika, a los dictados de los Mercados y a los
intereses del empresariado.
Entre tanto, el petróleo sigue
bajando de precio, Rusia se desmorona y las corporaciones petroleras se
enfrentan a la Tormenta Perfecta. El caos petrolero y el nuevo caos en los Mercados
“infalibles” están servidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario