El veneno nuestro de cada día
En algunas localidades alemanas, los supermercados llevan una lupa incorporada al asa del carrito. Explican, que al ser establecimientos adaptados a personas de edad avanzada, colocando el paquete escogido bajo el cristal de aumento pueden saber qué demonios están comprando. Incluso se pueden permitir el lujo de leer las etiquetas y descubrir cómo se llama la pequeña dosis de veneno que les toca tragarse hoy. Lo de la lupa debería extenderse a todos los mercados de la Unión Europea y del resto del orbe.
Al margen de los aditivos y pócimas autorizadas, toleradas y/o consentidas, hay dos que jamás figurarán en las etiquetas de nuestra comida. La primera de ellas se llama Bisfenol A y es un compuesto de la química orgánica del tipo "estrógeno sintético". Se usa en la fabricación de los Policarbonatos (PC), esos plásticos duros y transparentes que, por ejemplo, recubren los faros de los coches o hacen de parabrisas en las motos. Por desgracia, el Bisfenol A es un "perturbador endocrino" y está presente en los plásticos de las botellas de agua y refrescos, en biberones para bebés, en chupetes, en recipientes que metemos en el microondas o recubriendo el interior de muchas latas de conserva (recubrimiento epoxy).
Carrito del super adaptado para leer las etiquetas con letra diminuta |
Sometido a temperaturas elevadas, o en contacto con materias grasas, el Bisfenol A puede emigrar del plástico a las bebidas y alimentos que ingerimos. Las primeras en dar la voz de alarma fueron las autoridades de Canadá, al prohibir el uso de policarbonatos en la fabricación de biberones infantiles. Era el año 2008 y los canadienses justificaron la medida en que el biberón era de uso diario y el plástico se calentaba varias veces al día.
En Europa no hubo una reacción hasta la Directiva 2011/8/CE, que prohibía la fabricación y venta de biberones en policarbonato (PC Código 7), dando un margen de escasos meses para la transposición de la Directiva a las legislaciones nacionales y fijando el mes de junio de 2011 para erradicar completamente el producto. A pesar de la medida, en esta primavera de 2012 sigo viendo a madres y padres que han conservado sus "perturbadores endocrinos" en forma de biberón y se los siguen enchufando a sus bebés.
La segunda pócima que se nos cuela bajo la piel son los phtalatos o ftalatos. Se trata de ésteres que proporcionan suavidad y flexibilidad a los plásticos. Están por todas partes: desde las cortinas de nuestra ducha, hasta las bolsas de suero y los catéteres usados en los hospitales (¡Oh, Dios mío!), pasando por el salpicadero, asientos y recubrimientos de nuestro flamante coche.
Hay más de 50 tipos de ftalatos y son "disruptores endocrinos", falsos estrógenos femeninos que provocan cancer de testículo, de próstata, de mama, esterilidad masculina, obesidad, endometrosis y pubertad adelantada (niñas que empiezan a menstruar a los nueve años de edad). En nuestros ríos, los ftalatos cambian el sexo de los peces. Está especialmente presente en el plástico PVC (Poliviniloclorado)... ¡Exacto! ¡En sus ventanas de PVC y en otros 700 productos más!.
Hay más de 50 tipos de ftalatos y son "disruptores endocrinos", falsos estrógenos femeninos que provocan cancer de testículo, de próstata, de mama, esterilidad masculina, obesidad, endometrosis y pubertad adelantada (niñas que empiezan a menstruar a los nueve años de edad). En nuestros ríos, los ftalatos cambian el sexo de los peces. Está especialmente presente en el plástico PVC (Poliviniloclorado)... ¡Exacto! ¡En sus ventanas de PVC y en otros 700 productos más!.
La marca triangular que debe aparecer en los recipientes de plástico es una guía que evita utilizar los que suponen un riesgo para la salud |
En 2004, el Tribunal Supremo de Austria declaró el PVC (Código 3) como un peligro para el medio ambiente por su contenido en ftalatos. Junto con el Bisfenol A, los Ftalatos forman parte de los "Doce sucios" (The Dirty dozen), identificados en el Convenio de Estocolmo (2004). Son doce tóxicos peligrosos y persistentes que dañan el medio ambiente, la salud y el futuro de la humanidad, al causar progresiva esterilidad en los hombres. Sin embargo, los industriales que fabrican ftalatos en Europa cierran filas, cantan sus ventajas y preconizan un uso prudente y responsable de los plásticos.
Como somos los ciudadanos prudentes que la industria desea tener como clientes, paso a enumerar unos consejos de uso responsable de los plásticos, para evitar comerse ftalatos, bisfenoles A y otros disruptores endocrinos que no van a mejorar en nada nuestra dieta.
- - Deshacerse de los biberones de policarbonato. Si prefiere el plástico, por su ligereza, que sean de polietileno, polipropileno o poliamida, aunque es preferible el cristal.
- - Escoger chupetes enteramente hechos de silicona.
- - Si bebe agua mineral de forma diaria, usar la embotellada en cristal.
- - Sustituir en la cocina los envases de plástico por vidrio, acero y cerámica.
- - No introducir en el microondas envases ni tapas de plástico conteniendo comida.
- -Preferir latas de conserva sin recubrimiento interior de epoxy (esa capita blanca interna). Algunas marcas ya las ofrecen.
- -Comprar en lo posible comida fresca y no abusar de alimentos retractilados con film transparente, sobre todo si son grasientos (la grasa es un buen disolvente).
- -No guardar en la nevera durante mucho tiempo la comida en recipientes de plástico.
- -Leer las etiquetas de los cosméticos y productos de baño para comprobar si contienen Butylparabén o Isobutilparabén (son también perturbadores endocrinos).
- -Evitar alimentos en cuya etiqueta figuren los conservantes E-214 y E-219. Son parabenes poco recomendables y están siendo analizados por la Unión Europea.
- -Evite el PVC siempre que pueda, aunque resulta complicado porque está por todas partes. Escoja la madera o el aluminio para sus ventanas.
- -No aspire profundamente y con cara de placer los agradables aromas que desprende su coche recién comprado. Lo más seguro es que se meta hasta el páncreas los ftalatos, empleados como retardadores de ignición y como suavizantes, que se desprenden del lustroso salpicadero y de la tapicería. Si es Vd. varón, puede estar haciendo una escabechina con sus apreciados espermatozoides.
Solo queda desear buena suerte y recordar que, como consumidores, tenemos un formidable poder: nuestro dinero. Es lo único que quieren de nosotros quienes fabrican y nos venden el veneno nuestro de cada día. En otra ocasión hablo de los parabenes en las cremitas de belleza, el "fond de teint" , el "rouge" de los labios y el champú.
¡Estamos apañados! Rodeados por todas partes de "ftalatos y Bisfenol" amén de otros muchos "conservantes y acidulantes autorizados" no sé en condiciones vamos a llegar a viejos, si es que llegamos. Enhorabuena por la información de este y otros artículos en este estupendo blog.
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