CIUDADES SOSTENIBLES
Agenda 21 Local : descanse en paz
Agenda 21 Local : descanse en paz
Fueron muchos los que se ilusionaron con las “Agendas 21” Locales. Tras su consagración en la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro (1992), las Agendas 21 inundaron las políticas ambientales de medio mundo. Al parecer, su aplicación conducía directamente al cielo de la sostenibilidad y el buen gobierno. Pero no hay paraísos en este perro mundo. Ideadas para extender y reforzar la participación ciudadana en la gestión municipal, muchas Agendas 21 Locales terminaron domesticadas, cuando no elegantemente estranguladas por el amoroso abrazo del poder político.
Porque (¡Ay!...) la Agenda 21 desprendía
un aroma “asambleario”, de cogestión, de cooperativa que erizaba las
pelambreras de la autoridad local. Quien escribe estas líneas participó en el planteamiento
de unas cuantas Agendas 21. Fueron años de elaboración de tablas DAFO
(Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades), de encuestas,
diagnósticos, planes y programas de acción. Al final del camino, la Agenda 21 Local
tenía que convertirse en una especie de Hoja de Ruta, casi una Carta Magna
Local que regiría los destinos de una población durante décadas, independientemente
(¡Huy!...) de quien gobernase en el ayuntamiento.
Los carriles para bicicletas, fueron un símbolo de la sostenibilidad que pretendía instaurar la Agenda 21 en las ciudades |
Pronto comprendimos que,
incluso en las naciones más democráticas, pocos partidos políticos estaban dispuestos a dejarse arrebatar, por las buenas, la representatividad obtenida en
unas elecciones. La Agenda 21 podía ser una interesante herramienta de
desarrollo y una forma de conocer la realidad. Hasta podía
hacer cosas excelentes por el medio ambiente y ayudar a conseguir financiación
extra. Pero también era un bonito juguete en manos de dirigentes habilidosos. Veinte
años después de Río, las Agendas 21 Locales se han agotado, agonizan y pocas llegarán a alcanzar sus metas.
No hay que echar toda la culpa a los políticos. En mi trabajo, tuve la fortuna de conocer personas
sinceramente comprometidas, alcaldes generosos, concejales y funcionarios
dispuestos a ceder parcelas de autoridad y poder de decisión para ponerlo en
manos de la Agenda 21 y de lo que representaba. Sin embargo, la sostenibilidad
estaba dejando de ser un asunto meramente local y empezaba a vislumbrarse la
agobiante globalidad de las amenazas.
Una imagen que define la ciudad en Transición. El comercio local, la agricultura ecológica, las energías renovables y la mobilidad sostenible contrastan con el reflejo de la imagen sobre el agua |
Ahora, la sostenibilidad de la
vida local ha tomado otros derroteros. Las poblaciones más espabiladas empiezan comprender que la Agenda 21 se queda
ridículamente corta ante los cambios que se avecinan. Estamos frente a un
“sálvese quien pueda” que deja fuera de juego a los alcaldes e impotente a la
autoridad municipal. Llega el “peak” (declive) del petróleo, con la crisis
energética asociada que se encadena con la crisis demográfica, la alimentaria,
la financiera y la climática. Nos adentramos, a empujones, en la Transición, Así
empiezan a llamarse las nuevas ciudades y pueblos: villas en Transición.
La villa de Totnes (Devon - Reino Unido), una de las primeras en adoptar el modelo de Transición, como Falmouth (Cornualles). En Totnes abundan los paneles fotovoltaicos. |
En esas concienciadas
poblaciones, los vecinos se agrupan para instalar en sus hogares sistemas
energéticos que reducen la dependencia de los combustibles fósiles, recubren
sus tejados con paneles fotovoltaicos, plantan huertos comunales ecológicos y
sin agroquímicos, se asocian formando “sociedades de consumidores” que compran
al por mayor, practican el transporte colectivo y solidario, crean nuevas
formas de autogobierno,.... Incluso desdeñan el sistema económico imperante,
adoptando el trueque y una moneda local.
Los ciudadanos en Transición
están en Red. Basta teclear en Google la frase “Transition Network”, “Transition Culture” o “Villes en Transition” para entrar en otro mundo.
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