CRISIS ENERGÉTICA
El petróleo: obstáculo y enemigo del crecimiento
En Europa y en España, las
fuentes de energía renovables, como la eólica, la solar o la biomasa, son constantemente tildadas de inviables por dispersas, caras y, sobre todo, necesitadas de cuantiosas subvenciones (primas)
para poder funcionar. La Agencia Internacional de la Energía, a nivel global, viene a demostrar justamente lo
contrario: las energías fósiles (petróleo, gas y carbón), reciben un 500% más de
subvenciones que las renovables.
¿Cómo es eso posible? En los países
productores, los respectivos gobiernos mantienen artificialmente bajos los
precios al consumo de los combustibles fósiles, para que los sectores pobres de la
sociedad puedan acceder al mercado energético y para impulsar el crecimiento
económico. Es el caso del gas natural en Rusia, o de las gasolinas en Irán y Arabia
Saudita. En las naciones más ricas, en los países de la OCDE, con fuertes lobbys eléctricos,
gaseros y petroleros, las energías fósiles disfrutan de mecanismos de ayuda
indirecta que la AIE estima entre 45.000 y 75.000 millones de euros anuales.
Si se retirasen paulatinamente
todas esas subvenciones se obtendría una reducción de las emisiones de CO2 de tal
magnitud que, para el año 2035, se habrían reducido en un 50% el total de emisiones
necesarias para no superar en 2º C la media de la temperatura global. Las subvenciones son, en consecuencia, uno de los más fuertes obstáculos en la batalla
por mitigar y retrasar el cambio climático.
Además de un obstáculo, el
mercado de los combustibles fósiles parece ser un potente enemigo del
crecimiento. La relación entre crisis económicas y subidas del precio del
barril de crudo está recibiendo atención. Para algunos analistas, las
peores crisis económicas han venido precedidas de una subida de
los precios del petróleo. El proceso sigue siempre las mismas pautas: subida
del crudo, inflación, austeridad crediticia, entrada en recesión.
La anterior ecuación funcionó con la primera gran crisis petrolera de 1973, que provocó, por ejemplo, la ruina de Italia y
de la ciudad de Nueva York. Sin embargo, la espectacular subida del crudo en
1973, 1974 y sucesivos años, recaudó el suficiente dinero (petrodólares) como para permitir explotar los yacimientos de Alaska, del Mar del Norte o del golfo de México.
La actual crisis económica habría empezado a fraguarse con la subida, lenta pero constante, del precio del crudo a partir del año 2003, repitiéndose el esquema clásico: petróleo más caro,
intereses más altos, inflación, bajada de intereses, estrangulamiento del crédito, crisis. En 2012, para conservar los precios del crudo dentro
de límites aceptables sería imprescindible mantener la producción actual. Para
eso, serían necesarias tres o cuatro Arabias Sauditas suplementarias. Y no las
tenemos, de momento. Y si las localizamos (pizarras bituminosas, off-shore en
aguas profundas, Océano Ártico,…), producirán un petróleo muy caro de extraer. Para
mayores males, el petróleo del Mar del Norte ha alcanzado su "peak" y está en las últimas.
El año 2013 debería servir para
empezar a crear un nuevo escenario energético y replantearse la economía
basada en el crecimiento permanente. Un crecimiento, a su vez, sustentado por un petróleo que, muy posiblemente, jamás bajará de precio y muy subvencionado, lo que
endeuda más a las cuentas públicas, estorba el desarrollo de nuevas energías y
resta fondos para la sociedad en sanidad, educación, jubilaciones dignas y
bienestar.
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