LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

domingo, 10 de junio de 2012


WONDERLAND SUIZA
Chuletas y bienestar animal


Hay cosas que los suizos miran con infinita ternura, ya que forman parte de su identidad como sociedad: cito, sin orden, sus bancos, sus relojes o su bandera. Hay otros rasgos suizos destacables, como su aprecio por la limpieza, su obsesión por el estricto acatamiento de las leyes o su inquietud por el bienestar y el cuidado de los animales. Este último aspecto forma parte de las políticas ambientales de las naciones más avanzadas y justifica esta breve entrada en el blog.

El horror del pueblo helvético ante el maltrato animal viene de antiguo. En su Constitución del año 1893, uno de los artículos prohibía el daño gratuito y el sacrificio ritual de animales, al considerar ambas actitudes como prácticas de tiempos remotos impropias de una civilización moderna. El espíritu de aquélla Constitución prevalece hoy en la llamada LPA (Loi fédérale de Protection des Animaux – 16 diciembre 2005). En este histórico contexto, entre los meses de octubre de 2011 y marzo de 2012, se han producido dos hechos, aunque aparentemente distantes, dignos de ser relatados.

El Parlamento Federal Suizo, presidido por la Naturaleza en forma de
valle y lago, praderas y bosques, montañas y nubes

Todos sabemos que Europa se está convirtiendo en una entidad multicultural e integrada que, según dicen, nos vivifica y enriquece. La integración no se hace sin tensiones, y a veces un tanto curiosas. Así, en octubre de 2011 una asociación de emigrantes radicada en Berna (Suiza), lanzó la idea de cambiar la bandera de la nación, eliminando la cruz blanca sobre fondo rojo, ya que se asimilaba a un símbolo cristiano que no se correspondía con la diversidad religiosa helvética. Millones de suizos se sintieron irritados ante la sugerencia.

Meses después, un selecto grupo de líderes religiosos y políticos propuso a la sociedad suiza un cambio en la normativa sobre bienestar animal. Pretendían convocar un referéndum que autorizase en Suiza la excepción europea sobre bienestar animal (Directiva 93/119/CE), en el sentido de consentir la muerte de determinados animales sin el preceptivo aturdimiento previo, circunstancia que preconizan el ritual Halal (musulmán) y el ritual Casher (judío). De tal medida se verían beneficiadas, según los impulsores de la consulta popular, las creencias religiosas de 320.000 musulmanes (4,3% de la población) y de unos 18.000 judíos (0,25% de la población). Un conjunto de ciudadanos y ciudadanas que, ahora, se veían obligadas a comprar carne importada y con certificado religioso, ya que en Suiza se prohibía terminantemente sacrificar animales sin el mencionado aturdimiento.

En Suiza, todos los animales destinados al consumo de su carne,
sin excepción, deben ser sacrificados con aturdimiento previo, para evitar sufrimientos  innecesarios

El gobierno suizo, con la meticulosidad que le caracteriza y ante la complejidad de la cuestión, hizo dos cosas. Primero, efectuó una consulta entre los 7,3 millones de ciudadanos suizos, para sondear el estado de opinión. El resultado fue contundente: los defensores de la instauración del sacrificio ritual de animales eran una minoría concentrada en la clase política (a la caza del voto) y dirigentes religiosos afectados (a la caza del cliente). 

Los detractores, abrumadoramemte mayoritarios, estaban entre la ciudadanía, los campesinos, veterinarios y consumidores. Además, las posturas en contra eran feroces, radicales y definitivas porque, entre otras cosas, asociaban esta nueva petición con la pasada sugerencia de reformar su bandera y eliminar la cruz blanca. Todavía les escocía

Exterior del Instituto Suizo de Derecho Comparado (Lausanne)

La segunda cosa que hizo el gobierno fue preguntar a los especialistas. Concretamente al Institut Suisse de Droit Comparé (ISDC - Instituto Suizo de Derecho Comparado – Universidad de Lausanne) y a su técnico más indicado, el profesor Sami Awal Aldeeb Abu-Sahlieh. Tras largo estudio y análisis, el ISDC emitió su dictamen, indicando que no existía ningún texto fundamental (musulmán o judío) que prohibiera el aturdimiento previo del animal antes de su sacrificio. La petición de referendum, a juicio del ISDC, carecía de fundamento religioso constatado.

A la vista de ambos resultados, el proyecto fue anulado por sus propios impulsores, ante el más que previsible fracaso electoral, ahorrando una pasta gansa en campañas electorales. El aturdimiento de los animales, antes de su sacrificio en los mataderos europeos y sin excepciones religiosas de ninguna clase, solamente se práctica en Wonderland Suiza y en la gélida Noruega.

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