CAMBIO CLIMÁTICO
Viene “El Niño”
Portada del NG Septiembre 2012 (Edic. inglés) |
La
última edición en inglés de la revista National
Geographic (septiembre 2012) es llamativa. El artículo estrella del número
se titula “What´s up with the weather”
(Qué pasa con el clima) y plantea las posibles razones para tantos, tan
extremos y tan seguidos fenómenos climáticos violentos que hemos vivido en los
últimos años. Confieso que empecé la lectura del pequeño dossier con
circunspección, acostumbrado al conservadurismo de una revista de la que soy
fiel subscriptor desde hace 42 años.
En
un ejercicio de prudencia, sin duda pensado para los lectores norteamericanos más
clima-escépticos, el articulista Mr. Peter Miller hace varias cabriolas
iniciales que le ayudan a colocarse la venda antes de recibir la pedrada. Así, nos
recuerda que el clima no es mecánico ni invariable. Seguidamente, afirma que la
atmósfera y los océanos son fluidos caóticos y no suficientemente comprendidos.
Por último, apunta que el Pacífico es océano caprichoso y decisivo en la conformación
del clima terrestre, debido a su gigantismo y a sus extraordinarios fenómenos llamados
El Niño y La Niña.
Un tornado en el Medio Oeste de Estados Unidos. Para salir corriendo y no parar hasta México |
Hechas
estas salvedades, Mr. Miller indica que los ciclos naturales, por sí solos, no
pueden explicar los abundantes desajustes climáticos que están rompiendo
récords históricos en huracanes, olas de calor, nevadas, sequías e
inundaciones. A su juicio, algo más está sucediendo y es que, afirma Mr.
Miller, la Tierra se está calentando y su atmósfera se vuelve más húmeda.
Décadas de observación y recogida de datos desde estaciones meteorológicas,
aviones, satélites, boyas oceánicas, sondas submarinas y globos, muestran que
el calentamiento global es rigurosamente cierto, especialmente en el Ártico, y
que el causante es la raza humana.
Inundaciones en el estado de Iowa en 2008 |
Como
apoyo a su afirmación, el autor publica cuatro gráficas elaboradas por el National Climate Data Center y por la
NOAA (1). En las gráficas se observa cómo, entre los años 1970 y 2010, la
temperatura media del aire en la superficie terrestre ha aumentado 0,9º Fahrenheit
(0,03º C), que la humedad del aire a nivel del mar ha subido el 4%; que las
olas de calor han aumentado el 31% y que los episodios de lluvias torrenciales
crecieron un 7%. Es posible que el artículo aporte cierta dosis de compromiso
en una revista que ha venido destacando por su prudencia en el tratamiento del
cambio climático.
Quizá,
lo más agradecido del artículo es la descripción general de las consecuencias
del calentamiento global. Después de anunciar que la pérdida de hielo en el
Ártico durante el verano ha aumentado un 40% en los últimos treinta años, el
autor apunta una razones que explicarían las olas de calor sufridas por España
este verano. Además, augura cosas muy feas en el futuro.
Más
calor en La Tierra significa más evaporación en los trópicos y más formación de
nubes en la ancha faja atmosférica que abraza el ecuador. El cinturón tropical
del planeta, cargado de humedad, se ensancha, expande y crece hacia el norte y
el sur. El desierto del Sahara empieza a recibir más agua desde el sur y
naciones como Sudan, Chad, Etiopía, Somalia, Mali, Niger, Burkina o Mauritania,
se vuelven más húmedas. Lo malo es que el desierto subtropical, el Sahara,
asciende y alcanza la península ibérica (Portugal y España), acelerando el
proceso de desertización de toda su mitad sur.
No puede pasar desapercibido para el ciudadano que este verano ha sido uno de los más calientes desde 1960, con temperaturas medias en julio y agosto superiores en 2º C. Pero lo más llamativo es que los veranos que han venido marcando nuevos records en el último medio siglo... ¡¡ están en éste siglo !!. Se han sucedido desde 2003 en adelante. Quiere decirse que no son veranos excepcionales, de esos que llegan cada doce o catorce años y que recuerdan nuestros abuelos con nostalgia. Más bien son lo más parecido a una tendencia que tiende a asentarse
No puede pasar desapercibido para el ciudadano que este verano ha sido uno de los más calientes desde 1960, con temperaturas medias en julio y agosto superiores en 2º C. Pero lo más llamativo es que los veranos que han venido marcando nuevos records en el último medio siglo... ¡¡ están en éste siglo !!. Se han sucedido desde 2003 en adelante. Quiere decirse que no son veranos excepcionales, de esos que llegan cada doce o catorce años y que recuerdan nuestros abuelos con nostalgia. Más bien son lo más parecido a una tendencia que tiende a asentarse
Este
verano hemos recibido en España nueve olas de calor sahariano y para el fin de
semana del 15 y 16 de septiembre se nos anunciaba la décima. En una tesitura,
que por sí sola es complicada, esperamos la llegada de El Niño para octubre. Dicen
que viene gordito y con ganas de dar guerra. Por si algún lector ha olvidado lo
que significa El Niño, recuerde que consiste en el periódico desplazamiento de
las grandes masas de agua caliente del Pacífico, desde su posición habitual en
la zona central del océano, hacia el Este, hasta alcanzar las costas de América
del Sur a la altura de Perú y del Ecuador.
La
llegada del El Niño, arrastrando una atmósfera caliente y cargada de humedad,
se traduce en lluvias torrenciales y tormentas extendidas desde Perú hasta Estados
Unidos. Su presencia empuja el Jetstream (Polar Jet en el gráfico anterior) hacia el norte, haciéndole a ondular locamente. Entre tanto, en Australia
entran en sequía. El cambio de El Niño a La Niña, es la consecuencia de la
retirada de las aguas calientes de América y su viaje hacia el oeste del
Pacífico. Entonces las lluvias torrenciales descargan en Australia, aunque
pueden hacerlo en Texas y en zona oriental de África (Kenia, Mozambique y
Tanzania).
Después
de otro verano seco y ardiente en España, veremos lo que nos tienen preparado los
“Niños” para la animada temporada otoño / invierno.
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