ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO
Buenas intenciones
Durante los próximos días de
mayo, en el observatorio astronómico de Mauna Loa (Hawai) esperan volver a
registrar en la atmósfera 400 partes por millón de CO2. No sería la primera vez. Para la
sociedad científica internacional, Mauna Loa es una referencia clave, al estar alejada
de los mayores centros de emisión de gases de efecto invernadero, por lo que
sus registros son imparciales. La última vez que el planeta Tierra tuvo en su
atmósfera 400 ppm de CO2 fue en el abrasador Pleoceno, hace más de 4
millones de años.
No hay elección. Los efectos
del cambio climático se dejarán sentir claramente a partir de 2025 sin
necesidad de aguardar a la emblemática fecha de 2100. No es una afirmación de
quien escribe estas líneas: es la estimación de la Comisión Europea reflejada
en los documentos que acaba de hacer públicos el 16 de abril. Es un paquete de
Staff Working Documents (documentos de trabajo) dirigido al Parlamento, al Consejo y al Comité de las Regiones que busca informar, orientar y aconsejar a los gobiernos de
los 27 estados miembros acerca del impacto del cambio climático.
Según el documento, en Europa
aumentarán los fenómenos meteorológicos extremos y sus consecuencias. Los daños
causados por incendios forestales, inundaciones, erosión costera, malas
cosechas, energía consumida para enfriar y aumento de la mortalidad a causa del
calor representarán un coste extraordinario de 100.000 millones de euros
en los próximos siete años (hasta 2020), si no se toman medidas para paliar los efectos.
Las advertencias y
recomendaciones comunitarias no son ninguna novedad. En realidad, la Unión
Europea trabaja sobre los efectos del cambio climático desde hace muchos años y
publica sus advertencias desde 2008. De momento ha conseguido que 15 naciones
adopten diversas “estrategias” al respecto. España es una de ellas, aunque en
ningún caso se ha logrado la integración y asimilación del problema en nuestra economía.
Muchos documentos “nacionales” de la Adaptación no son más que una colección de
buenas intenciones, un catálogo de lugares comunes. Apenas hay medidas
prácticas y eficaces, encaminadas a amortiguar los efectos del cambio
climático.
Cada región europea sufrirá
los efectos del cambio de forma diferente y España tiene sus peculiaridades. En
los próximos años, nuestro país se enfrentará al cambio climático en una situación
socioeconómica de extrema debilidad, con millones de ciudadanos desempleados y
con bajos ingresos, con la sanidad peor atendida, soportando alteraciones
sociales, viviendas inadecuadas por su alto consumo de energía y rigidez en la
movilidad social. Para España, los riesgos más acusados están en el avance de
la desertización desde el Sureste (Almería y Murcia), la progresiva escasez de
agua en algunas regiones, las lluvias torrenciales acompañadas de inundaciones,
las olas de calor, las sequías y la elevación del nivel de mar.
Modelo de adaptación anticipada es la barrera instalada en el río Támesis para evitar la inundación de Londres |
Un problema específico para
España es la falta de preparación y resiliencia de nuestro parque de viviendas ante
futuros impactos climáticos. Las edificaciones se construyen con una esperanza
de vida alta, por encima de los cien años, lo que obligaría a tomar medidas de
forma inmediata. Desde ahora mismo, ningún edificio debería ser construido sin
tener en cuenta una serie de protocolos que paliaran los efectos del cambio
climático. Por ejemplo, revisando las zonas inundables y la estricta
prohibición de construir en ellas; soportando las lluvias torrenciales con
mejores drenajes, cimentaciones reforzadas y prevención ante movimientos de
tierras; haciendo frente a la fatiga y el envejecimiento de los materiales a
causa del calor; o teniendo muy en cuenta los costes añadidos de refrigeración
y los daños en la salud que provoca el calor extremo.
Para la Unión Europea, en el
horizonte del año 2025 España tendría
Alto Riesgo en la mayoría de sus infraestructuras. Si se trata de carreteras,
el riesgo se concreta según el tipo de amenaza:
Calor
Deterioro del pavimento y
reblandecimiento del asfalto; mayor hundimiento del firme y aparición de
rodaduras con riesgo de accidentes; incendios en las proximidades de las carreteras con el riesgo de
falta de visibilidad; deterioro acelerado de juntas de dilatación en
puentes y viaductos.
Lluvia
Cortes en carreteras por
inundaciones, corrimiento de tierras y derrumbe de taludes; erosión provocada
por agua en pasos inferiores y colapso de puentes; erosión y derrumbe de
carreteras al borde de ríos.
Tormentas
Derribo de árboles y postes
sobre las carreteras
Fenómenos costeros
Elevación del nivel del mar,
seguida de inundación y erosión en carreteras litorales.
Problema General
Disminución de la velocidad
media; frecuente cierre de carreteras por inclemencias; fallos del sistema “just in time” comercial.
No es fácil que los gobiernos
tomen medidas por sí mismos. A la rutina y la resistencia del sistema se une,
en algunos casos, la desconfianza ante un Estado que interfiera en la economía
libre (neoliberal), con más regulaciones y normativas. Es posible que los
peores enemigos de la Adaptación sean los propios gobiernos y su ceguera
doctrinal. Por esa razón, la adaptación al cambio climático necesitará de más
Códigos y Normas técnicas europeos, con el refuerzo de los procedimientos de
Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) y de las Evaluaciones Ambientales Estratégicas
(EAE) en todos los aspectos de la vida económica.
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