LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

lunes, 6 de mayo de 2013


ADAPTACIÓN  AL CAMBIO CLIMÁTICO   
Buenas intenciones


Durante los próximos días de mayo, en el observatorio astronómico de Mauna Loa (Hawai) esperan volver a registrar en la atmósfera 400 partes por millón de CO2. No sería la primera vez. Para la sociedad científica internacional, Mauna Loa es una referencia clave, al estar alejada de los mayores centros de emisión de gases de efecto invernadero, por lo que sus registros son imparciales. La última vez que el planeta Tierra tuvo en su atmósfera 400 ppm de CO2 fue en el abrasador Pleoceno, hace más de 4 millones de años.

No hay elección. Los efectos del cambio climático se dejarán sentir claramente a partir de 2025 sin necesidad de aguardar a la emblemática fecha de 2100. No es una afirmación de quien escribe estas líneas: es la estimación de la Comisión Europea reflejada en los documentos que acaba de hacer públicos el 16 de abril. Es un paquete de Staff Working Documents (documentos de trabajo) dirigido al Parlamento, al Consejo y al Comité de las Regiones que busca informar, orientar y aconsejar a los gobiernos de los 27 estados miembros acerca del impacto del cambio climático.

Según el documento, en Europa aumentarán los fenómenos meteorológicos extremos y sus consecuencias. Los daños causados por incendios forestales, inundaciones, erosión costera, malas cosechas, energía consumida para enfriar y aumento de la mortalidad a causa del calor representarán un coste extraordinario de 100.000 millones de euros en los próximos siete años (hasta 2020), si no se toman medidas para paliar los efectos.


Cambios previstos en las precipitaciones de Europa, con la media anual (izda.) y en el verano (dcha.)
Para España, supone una reducción media de entre el 5% y el 20%, aunque en el verano
la pluviometría decendería más del 30%, incluso en el Cantábrico y Galicia
(Fuente: UE Strategy to adaptation - SWD 2013 - 131 final)

Las advertencias y recomendaciones comunitarias no son ninguna novedad. En realidad, la Unión Europea trabaja sobre los efectos del cambio climático desde hace muchos años y publica sus advertencias desde 2008. De momento ha conseguido que 15 naciones adopten diversas “estrategias” al respecto. España es una de ellas, aunque en ningún caso se ha logrado la integración y asimilación del problema en nuestra economía. Muchos documentos “nacionales” de la Adaptación no son más que una colección de buenas intenciones, un catálogo de lugares comunes. Apenas hay medidas prácticas y eficaces, encaminadas a amortiguar los efectos del cambio climático.

Cada región europea sufrirá los efectos del cambio de forma diferente y España tiene sus peculiaridades. En los próximos años, nuestro país se enfrentará al cambio climático en una situación socioeconómica de extrema debilidad, con millones de ciudadanos desempleados y con bajos ingresos, con la sanidad peor atendida, soportando alteraciones sociales, viviendas inadecuadas por su alto consumo de energía y rigidez en la movilidad social. Para España, los riesgos más acusados están en el avance de la desertización desde el Sureste (Almería y Murcia), la progresiva escasez de agua en algunas regiones, las lluvias torrenciales acompañadas de inundaciones, las olas de calor, las sequías y la elevación del nivel de mar.


Modelo de adaptación anticipada es la barrera instalada
en el río Támesis para evitar la inundación de Londres

Un problema específico para España es la falta de preparación y resiliencia de nuestro parque de viviendas ante futuros impactos climáticos. Las edificaciones se construyen con una esperanza de vida alta, por encima de los cien años, lo que obligaría a tomar medidas de forma inmediata. Desde ahora mismo, ningún edificio debería ser construido sin tener en cuenta una serie de protocolos que paliaran los efectos del cambio climático. Por ejemplo, revisando las zonas inundables y la estricta prohibición de construir en ellas; soportando las lluvias torrenciales con mejores drenajes, cimentaciones reforzadas y prevención ante movimientos de tierras; haciendo frente a la fatiga y el envejecimiento de los materiales a causa del calor; o teniendo muy en cuenta los costes añadidos de refrigeración y los daños en la salud que provoca el calor extremo.

Inundaciones en Copenhague (Dinamarca) en julio de 2011

Para la Unión Europea, en el horizonte del año 2025  España tendría Alto Riesgo en la mayoría de sus infraestructuras. Si se trata de carreteras, el riesgo se concreta según el tipo de amenaza:

Calor
Deterioro del pavimento y reblandecimiento del asfalto; mayor hundimiento del firme y aparición de rodaduras con riesgo de accidentes; incendios en las proximidades de las carreteras con el riesgo de falta de visibilidad; deterioro acelerado de juntas de dilatación en puentes y viaductos.
Lluvia
Cortes en carreteras por inundaciones, corrimiento de tierras y derrumbe de taludes; erosión provocada por agua en pasos inferiores y colapso de puentes; erosión y derrumbe de carreteras al borde de ríos.
Tormentas
Derribo de árboles y postes sobre las carreteras
Fenómenos costeros
Elevación del nivel del mar, seguida de inundación y erosión en carreteras litorales.
Problema General
Disminución de la velocidad media; frecuente cierre de carreteras por inclemencias; fallos del sistema “just in time” comercial. 


Efecto de las lluvias torrenciales en España
Derrumbre de tramo de autopista en septiembre de 2012.
Los costes  de reparar los daños causados en las infraestruturas serán
un impacto añadido a la actual crisis económica 
     
No es fácil que los gobiernos tomen medidas por sí mismos. A la rutina y la resistencia del sistema se une, en algunos casos, la desconfianza ante un Estado que interfiera en la economía libre (neoliberal), con más regulaciones y normativas. Es posible que los peores enemigos de la Adaptación sean los propios gobiernos y su ceguera doctrinal. Por esa razón, la adaptación al cambio climático necesitará de más Códigos y Normas técnicas europeos, con el refuerzo de los procedimientos de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) y de las Evaluaciones Ambientales Estratégicas (EAE) en todos los aspectos de la vida económica.

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