BICIS Y MOVILIDAD URBANA
Todos con chichonera
Hace mucho tiempo, quizá décadas,
algunos expertos en “movilidad” ciudadana se pusieron a pensar. Hasta entonces,
los espacios públicos estaban siendo ideados y fabricados para dos tipos de
usuarios: unos eran lentos y frágiles, usaban dos patas y se movían “a sangre”.
Los otros eran fuertes y veloces, usaban ruedas y se movían “a petróleo”. A los
primeros se les llamó “peatones” y a los segundos “vehículos a motor”.
En seguida los expertos comprendieron que, en su
deambular por las ciudades, ambas categorías debía separarse estrictamente
mediante aceras elevadas los primeros y calzadas los segundos. Más que nada
porque los peatones caminaban sin otra carrocería que ligeros tejidos y en las colisiones se llevaban la
peor parte. Sin embargo, con el paso de los años apareció una tercera y
novedosa categoría, mezcla estrafalaria de las anteriores, consistente en
peatones que se movían ”a sangre”, pero con ruedas. Se les llamó “ciclistas”.
Amsterdam y sus ciclistas. Observen que no llevan más protección que su sentido común y sus ropas ligeras. Pero circulan separados de los vehículos pesados. |
Los ciclistas eran un híbrido de
lo más fastidioso. Conservaban la extrema fragilidad del peatón y su velocidad
era incongruente. Como iban mucho más deprisa que el peatón y mucho más
despacio que los vehículos a motor, la mezcla de las tres categorías era un
desastre porque, al contrario de las anteriores, ellos carecían de un espacio
propio. Si rodaban por las aceras molestaban y arrollaban a los peatones. Si
rodaban por las calzadas molestaban a los vehículos a motor y eran arrollados.
Estricta separación de los tres tráficos en una ciudad de Holanda Aceras para peatones, calzada para vehículos y carril bici |
En los países donde hay gente
que se dedica a pensar lo tuvieron claro desde el principio. O prohibían los ciclistas, o les montaban espacios para que circulasen sin molestar y sin ser molestados. ¡Eureka! Habían inventado el carril bici. Grandes
y pequeñas urbes del hemisferio norte se equiparon con carriles para
ciclistas tan extendidas y preparadas como las aceras y las calzadas. La
bicicleta era una forma de movilidad sostenible, ya que resultaba saludable, no
requería permisos, la usaban ancianos y niños, ahorraba hidrocarburos, no contaminaba el aire, no hacía
ruido y no congestionaba como los vehículos a motor.
Modelo de diseño de movilidad en una ciudad de Estados Unidos (Portland - Oregon) para los tres tráficos En las ciudades donde circulan tranvías, se adapta un cuarto espacio para ellos. |
En naciones del sur de
Europa, con mucho mejor clima que las del norte y centro europeo,
el carril bici es una cosa de lo más exótica. Algunos próceres municipales del
sur, en un gesto entre folclórico y divertido, montan en sus ciudades unos pequeños
y cortos carrilitos para bicis, demostrando que ellos también son modernos.
Por descontado, son carriles de paseo y deporte, jamás pensados como alternativa a la movilidad urbana tradicional.
El triunfo del ciudadano frente a coches y autoridades memas: una calle europea sin vehículos a motor |
Esas autoridades sureñas, una vez al año
y en domingo, celebran el Día de la Bicicleta. Resulta preciosísimo ver a miles de
velocipedistas lanzarse sin miedo a las pocas calles y avenidas que las susodichas autoridades, con gesto magnánimo, les ceden por unas horas. - ¡Hay que fomentar la bici! – claman los próceres muncipales ante
las cámaras de televisión. A veces llegan a subirse peligrosamente a una bicicleta y se disfrazan de corredores del Tour de Francia. Pero cuando se les insinúa que los
carriles deben recorrer toda la ciudad, habilitarse por todas las calles y plazas,
con sus propios semáforos, con sus recorridos perfectamente separados de
peatones y vehículos, con sus aparcamientos,…los próceres tuercen el gesto y ponen cara de idiotas profundos.
En estos días, en España acaban
de descubrir que la mejor forma de promocionar la bicicleta urbana y proteger la seguridad de los usuarios no es
copiando a los europeos del norte y del centro, que separan los tráficos y
adaptan las ciudades. La solución mágica es colocar obligatoriamente al
ciclista una chichonera en la cabeza. Soluciones simplistas para problemas complejos. Su cerebro no da más de sí. Eso sí: cuando el coche, o el camión, impacte a un ciclista y le pase por encima, habrá piernas fracturadas, columnas vertebrales seccionadas, el hígado y el bazo reventados, caja torácica
aplastada, cuello partido y mandíbulas troceadas. Pero el afortunado ciclista no tendrá ni un miserable
chichón en el cráneo.
Carril bici en Londres. Las bicicletas disponen de espacios reservados para detenerse frente a los semáforos |
No nos merecemos a nuestros
próceres, capaces de gastar miles de millones de euros "nuestros" en autopistas urbanas subterráneas e incapaces de reorganizar las ciudades y
los espacios públicos para que todos podamos convivir en ellas. El gran
problema de la bici urbana es que es barata, no gasta combustible, no se rompe,
arrincona el coche privado, no paga impuestos y ofrece libertad al ciudadano.
Es tan odiada y tan temida como la energía solar fotovoltaica.
La bici tampoco es amiga del sistema. Ellos jamás la favorecerán.
It's perfect time to make some plans for the future and it's tіme to be happy.
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Maravilloso artículo Sr. Arbex que debería llegar a manos de algunos pensantes a ver si favoreciera su entendimiento beneficiando a peatones y ciclistas.
ResponderEliminarGracias.
E Hernández